Silencio de heladera vieja, sombra verdosa que entra por la ventana con aire de primavera. Las plantas ya están frondosas por el sol fortalecido de octubre. Un martillo que rompe una loza a lo lejos, brilla el piso de madera en la tarde de siesta de un niño. Aunque dure sólo un rato, es una muestra gratis de paz.
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Bueno, lo de poesía me queda un poco grande
ResponderEliminarPero una tarde sin empleada tiene su lado maravilloso también,
qué paz!! (y qué despelote!)