lunes, 31 de diciembre de 2012

Ya se va!!!!!!


Chau 2012, un gustazo!!!!


Cosa difícil


Durante los años de mi adolescencia y juventú, allá por Montevideo, el ritual del 31 de diciembre con los oficinistas tirando los almanaques en pedacitos por la ventana, era casi sagrado para mí; sentía que si no era parte de ese bullicio, aunque fuera sólo caminando por las calles del centro, el año no estaba terminado del todo.
Ahora soy una mamá suburbana y ni me acuerdo de los papelitos picados, y como encima laburo sola, no tengo ni la gracia de celebrar con compañeros el fin de año. El único consuelo que me queda es que en estas épocas digitales, andá a romper el google calendar online en pedacitos. Todavía no se inventó la app para eso.

jueves, 27 de diciembre de 2012

La voz interior


Esa que  dice qué pasa ahí afuera con los demás, lo que piensan y no dicen, lo que sienten, es como la intérprete oficial del mundo. La voz exterior es la que usamos para decir la verdad por la mitad (qué linda remera fuscia y amarilla, muchas graaaacias!), la políticamente correcta. La otra  te grita cualquier cosa desde la otra cara del oído interno. Pero un problemita (sólo mío?) es que la loca te grita A y a los cinco minutos te grita B. Así no se puede ir por la vida, y es exactamente como me la he pasado yo en estos cuarenta añitos (redondeando , porque para qué le voy a sumar el uno que me gané en octubre). Hoy que sí, al rato que no, que está bien, no. Pero si, ¿o quizás no?.  ¿He aprendido algo en todo este tiempo?
Creo que lo único que sé es que mi capacidad para tomar decisiones es muy limitada. Uff.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

No era broma


Termino de leer Anna Karenina, flasheada. Retrato psicológico de total actualidad (bueno, si, suavizame el drama del divorcio un poquito así, pero así de chiquito y ya está). Y ahora, cómo bajo de esto?

sábado, 22 de diciembre de 2012

Antes de despertarme


Abrí los ojos hace rato, traté de volver a dormirme pero no funcionó. Ya estoy levantada pero mi cabeza sigue flotando en el limbo del sueño que ya se me olvidó, de los recuerdos buenos y malos que me quedaron de esta semana y son los primeros en reubicarse en sus estantes cada mañana cuando arranca la vida.
Estoy sentada frente al arbolito de navidad y su baracutanga de pelotitas. Todavía no prendí las luces. Los arbolitos sin luz me dan un poco de tristeza. Son como el esqueleto de la Navidad, lo que queda cuando despedazamos los regalos y el piso termina lleno de papeles y cajas tiradas. Cada Nochebuena es un viaje. Ya está por despegar el avión que nos lleva directo hacia ella (¿o será el Expreso de Navidad?). Abróchense los cinturones. Hay mucho que hacer.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Disculpe las molestias



Este blog se encuentra en un pequeño receso mientras la autora termina  de leer Anna Karenina.
Bueno, no tanto, pero es que no puedo parar de leer. Alucinante.

martes, 11 de diciembre de 2012

Cuentos de la Alhambra

Después de pensar y planear y soñar las vacaciones, semanas, meses, y de vivirlas en el momento, llega ese instante en que me encuentro otra vez en la esquina de casa, a punto de abrir la puerta y sé que todo volverá a la normalidad en un segundos. Como si no me hubiera ido. La semana pasada tuvo una intensidad importante, en temas perso-, amén de  las inundaciones, el humo negro, y la política, pero sin embargo, cada noche volví a soñar que estaba de viaje (me encanta cómo hago rendir las emociones fuertes, eh). Y esta semana empezó suave y encaminada dentro de lo que va quedando de la rutina para la última semana de clases. Para el resto de la familia ya casi no quedan rastros de mis días de escapada, más que un robot descaebezado, el libro de stickers de Lego, o la botella en alumnio, del Barca. Se diluyó todo, o les quedó un restito de consciencia de cómo es estar sin mamá, hasta para mi marido que limpió la cocina más que yo el fin de semana pasada. Efecto del entrenamiento. Pero a mí todavía me queda la chispita prendida. Espero dure para rato, pero oficialmente, éste debería ser el último post sobre el asunto. Es que ya se vienen otros asuntos a los 40 Principales...
Por acá dejo el último rastro, fin de semana en Granada con mi gran amiga Vero. La noche del sábado la terminamos en los Baños Arabes, una especie de spa pero estilo Las Mil y Una Noches. Memorable.
Abajo, los palacios Nazaríes, la Alhambra anocheciendo desde el Barrio Arabe (el Albaycín), y la puerta de una Tetería donde cenamos hummus y crèpes con té,  entre alfombras, cortinas, almohadones, perfumes. Sólo faltaba Alí Babá.





sábado, 8 de diciembre de 2012

y algo de Sevilla





Después de una semana otra vez en casa, con tantas vueltas y locura, por suerte mantengo la sonrisa cada vez que me acuerdo que hace un rato andaba paseando por estos lugares. Sevilla fue una experiencia rara, dos días, sola en el hotel y la ciudad, esa mezcla extraña de libertad y ansiedad frente a lo desconocido. Cada movimiento debe ser planificado, ver si das los pasos a la derecha o a la izquierda pasa a ser vital cuando no sabés dónde estás parada. Ahí te dejo la Giralda, la Macarena (y lo primero que me viene a la mente es la canción), la plaza de España, majestuosa, y más calles navideñas.

por si no te aburriste todavía, acá tengo más fotos de Barcelona.http://historiasorientales.blogspot.com.ar/2012/12/un-poco-de-barcelona.html

miércoles, 5 de diciembre de 2012

antes que se me agoten los suspiros- Barcelona II


Como siempre, por mi ansiedad loca no puedo detenerme en los miles de detalles que me pasaron por la cabeza en la semana del viaje, cosas que me imaginé escribiendo pero que ahora ni recuerdo. Una que sí, fue la compañía de Ruiz Zafón: la sombra del viento. Leer in situ una historia que se desarrolla en la ciudad que estás conociendo, no tiene precio. Aunque no tuve tiempo de cubrir los recorridos, me tocó una Barcelona fría, de otoño lluvioso, soles tapados por la bruma, todo el ambiente que más le gusta describir en su novela (que por cierto, da para debatir hasta las trompadas sobre qué es la famosa alta literatura, y si un best seller se merece ser elogiado tan fervorosamente). Además, me la llevé con su medio kilo a cuestas en la mochila (la negra de siempre), y cuando me paraba a descansar con unas tapas, me tiraba un ratito de lectura en plenas ramblas, en el raval o en el barrio gótico. Por eso, cuelgo unas fotitos más, mientras me dura la magia y termino de leer el prisionero del cielo. Todavía me quedan cuentos pendientes de mis días sueltos en Sevilla, y la escapada a Granada con Vero, con un final a todo trapo luego de la Alhambra, en el barrio árabe, en un ambiente de las mil y una noches. Por si la vida me acelera mucho con nuevas historias, y no llego a contarlo, te lo dejo ahí pegado en la heladera, como un post-it.


Fotos-Balconeando Barcelona