jueves, 19 de marzo de 2015

la productividad y las madres

Esto lo escuché hoy en la radio, que una mujer con dos hijos baja su productividad laboral en un 22%. Las encuestas son divinas, realmente. Así que si hago aritmética, con cuatro hijos, mi productividad laboral bajaría un 44%, en caso de que estuviera trabajando y percibiendo un sueldo. Pues en este momento ya sabemos que el trabajo de madre no es remunerado. Sigo uniendo cabos, he tenido cuatro reuniones escolares en los últimos días, en cada una tomo nota aún cuando hay cosas más obvias que no sé qué. Todo para poder pasarle el hilo conductor a mi marido.  Pero al momento de conversar sobre la reunión del día, no tengo el papel en la mano, y la verbalización se resume en tres o cuatro conceptos, en total, uno o dos minutos. Marido dice que no retengo información, que me estoy anquilosando de no trabajar, y yo agradezco no tener a mano un matafuego (bomberito se llama en uruguayo), porque se lo tiraría por la cabeza.
Conclusiones,
1) puede que las reuniones escolares duren demasiado tiempo para la cantidad de conceptos no obvios que vierten
2) ya no tengo la capacidad de enumerar listas de repeticiones como mi lección de geografía cuando tenía trece años.
3) mi despiste y pérdida de memoria ya están dando miedo, y es algo de familia, nada de alzheimer, puro derrape de distracciones constantes. La justificación que tengo al menos para el estado mental de mi madre, es que años de estrés permanente la han dejado así. Mi vida aparentemente no es estresante, y sin embargo, en mi cabeza hay múltiples manifestaciones, piquetes y embotellamientos emocionales que me han dejado como estoy.
4) no paro de leer, informarme, recordar, e investigar temas que me interesan en internet. Eso debería contar como ejercicio mental.
5) el matrimonio es un ejercicio de paciencia infinita

Han vuelto los posteos catárticos. Nos estamos viendo

martes, 10 de marzo de 2015

Entrevista laboral y el día de la mujer


Pasan los años y yo sigo yendo a entrevistas laborales, in and out del mercado, sólo para mantener un curriculum viable. Me acuerdo de todo lo que sufrí y dudé cuando estudiaba en la facultad, esto es lo mío o no? ciencias o letras? Si hubiera sabido que al final no iba  a hacer nada en serio, no me habría preocupado. Digo yo.
La primera vez que lo intenté, no sé si tenía un hijo, o dos. Sé que eran bebes, chiquitos.  Y en ese momento le planteé al director, convencida del peso de mis argumentos, que yo necesitaba un horario reducido, de seis horas. El hombre habló con mucho entusiasmo de la doble responsabilidad de la mujer en la casa y el trabajo, bla bla, y yo creí que lo había convencido. Pero nunca más me llamó. Me comí un par de trabajos full time en los que no duré más de un año.  Después de que nació mi tercer hijo, un día me salió bien la jugada y conseguí un trabajo de seis horas, en el área de investigación clínica, eso sí, en un sucucho de la Avenida Rivadavia, primer piso F, con ventanas al pozo de luz. El director tenía tan poca plata que en seis meses hizo reducción de personal y volamos todos, yo la primera. Un tiempo después, siempre con grandes baches laborales entre hijo e hijo, conseguí un trabajo part time, horario flexible, y home based varias veces por semana. Casi perfecto, el problema era que me contrataron sabiendo que estaba ¨sobrecalificada¨ para el puesto, en suma, les venía bien mi conocimiento pero una de mis tareas básicas consistía en organizar la reunión mensual de los directores de las empresas de investigación clínica, con café y sanguchitos incluidos. Yo tomaba notas y armaba el reporte para repartir. Me felicitaban, pero el asunto de prepararles el café y los sanguchitos no me terminaba de convencer. Acá en casa yo tenía que armar un carnaval de empleadas combis y remises para ir a preparar el café de los directores. Bueno, una o dos veces por mes. Nada es perfecto, y yo soy muy hinchapelotas. Luego entré en la onda free lance y aguanté un año o un poco más, pero la ecuación daba mucho trabajo por poca plata. Pasó otro año de reacomodación familiar y ahora estoy mandando CVs una vez más. Me llamaron enseguida, una empresa global. Me entrevistaron un chino argentino y un hindú verdadero. La central está en India. Y es trabajo chino. Hay que traducir y enviar reportes de efectos adversos a medicaciones de venta aprobada (eventos se dice en la jerga, y luego se determina si están relacionados o no). Y yo que ya tengo el no, tiré mi pregunta bomba. Me llamaron para una segunda entrevista, con lo cual pensé que estaban manejando la opción de trabajar seis horas. Pero no, me entrevistaron para decirme que mi CV está bien, pero que ellos necesitan gente flexible. Que si hay mucho trabajo y deadlines hay que trabajar algún sabado. Que no, que mientras esté bajo supervisión, alrededor de seis meses, no es posible, y que probablemente luego, tampoco sea posible que yo trabaje seis horas porque sería parte de un equipo donde todos tienen que trabajar al máximo. Así que nada, hablen de la marihuana libre, el casamiento gay, el aborto legal, yo estoy de acuerdo con todo eso pero son problemas de minorías.  El día que algún político de estas latitudes legisle el trabajo en horario reducido para madres trabajadoras, ahí van a estar haciendo un cambio en serio. Hasta entonces, se pueden meter los saludos del día de la mujer bien en el orto, todos.