miércoles, 23 de abril de 2014

dicen que soy ansiosa


Siempre empiezo frases y cuentos con la palabra ¨siempre¨: una de mis tantas delicadas características de mala escritora. Bueno, y siempre he sido ansiosa, y por lo tanto distraída. La primera historia al respecto es de mis primeras ¨pruebas semestrales¨ en primer año de escuela (frase uruguaya tanto más larga que ¨primer grado¨, pero yo no hice primer grado sino, primerañodeescuela). Decía, que yo estaba muy confiada, haciendo todo bien según mis cálculos, pero luego cuando me dieron el resultado (supongo que la prueba sería de lengua y matemática), me saqué un 98/100 y todo debido a que había un dictado, que hablaba de ¨los pinos¨ y yo dibujé un sólo pino. Ese es el comienzo oficial de lo que ya hoy es todo un trastorno de ansiedad hecho y derecho. Nervios-ansiedad-distracción a niveles siderales. O también, sin nervios, sólo grandes cantidades de detalles perdidos. Cuando leo las ¨job description¨ en los avisos que se publican en Linkedin (y para los cuales se supone que tengo el perfil adecuado), me encuentro siempre con una frase ¨detail oriented¨ o algo así, y desde ahí me siento una impostora, calculo cuánto tiempo pasaría antes de que descubrieran que soy todo lo opueso a orientada al detalle. Y como mientras tanto, mi vida familiar me tiene más que ocupada, la sigo pateando para adelante. Mi caos familiar es cierto, y también está en la base de la profundización de mi trastorno de ansiedad. Pero cuando me pregunto, si no tuviera familia y me hubiera dedicado exclusivamente al trabajo, probablemente hubiera llegado a este punto actual o peor.  Hay una parte de este problema que desde mi punto de vista neurótico, es insolucionable: me he pasado la vida escuchando que la atención se puede entrenar, que los detalles, que esto y lo otro. Y no, no lo puedo solucionar. Tarde o temprano aparecen, o más bien, siempre están ahí con una tasa variable de distracción. Ahí estoy yo, en los errores. Mi verdadero ser. La dimensión que tienen los problemas, es la que yo le veo. Complicado.  ¿ A dónde iba con todo esto que me olvidé? ah, si. Que tendría que poder controlar la ansiedad. Me había olvidado. Y quizás, esta historia ya la conté antes

martes, 8 de abril de 2014

La tristeza


No es un dolor propio. Pero es el dolor más atroz que se puede imaginar. Es parte de mi círculo social. Una madre que perdió a sus dos hijos hace un mes. De vez en cuando sube fotos a Facebook, escribe comentarios. Es una tristeza ajena pero tan pavorosa que me traspasa. Después me olvido por un rato, sigo viviendo. Pero ella tiene que respirar, existir cada segundo sabiendo que sus hijos están bajo tierra. Todos, en un momento u otro, estamos a segundos de que el azar nos de vuelta la vida. Sólo eso