domingo, 30 de septiembre de 2018

en el siguiente espiral de la galaxia


A los diecisiete viví un año como estudiante de intercambio en USA. Eso fue en el siglo pasado, hace siglos, pero una experiencia que marcó el resto de mi vida. De pronto mi hijo casi mayor tiene 16, y se va en viaje de intercambio a Londres. En un mes. Todo mucho más fácil, se va seis semanas. Todo es una suave pendiente en su vida pero obvio, él no lo ve así.  Yo llevo años soñando con volver a pasear por Londres que conocí en un flash, ir a Amsterdam, Berlin.  Tendría la oportunidad de encontrarme con él al final del viaje pero la cruza de la logística familiar con el nivel de gastos (la imprevisibilidad de este país!) y las fiestas en el medio, hacen todo muy difícil. Me tengo que aguantar las ganas a un nivel que me pone triste. Siento que me estoy perdiendo la última oportunidad de algo. Dentro de poco no voy a tener parte en sus planes. Después de este viaje mi hijo va a saber viajar solo.

jueves, 27 de septiembre de 2018

si sólo tuviera un sueldo, capítulo 356


La vida de emprendedora optimista no es para los +40 pero como yo me quiero seguir creyendo la pendex, apuesto al futuro color de rosa que me pueda deparar este nuevo proyecto que tiene pinta de la tormenta perfecta: financiación que no llega, experimentos con resultados impredecibles, socio de humor cambiante, país en llamas. Si de todo eso salgo con un resultado y un sueldo en 6 meses, debería recuperar mis estados de euforia que quedaron perdidos una década atrás.
Veremos

Mientras tanto
si salgo a andar en bici un día soleado de paro, me da culpa igual, porque no tengo sueldo,
si estoy haciendo la compra en la verdulería me da culpa igual, porque no tengo sueldo,
si voy a buscar a mis hijos al colegio,
si almuerzo con una amiga o pseudo amiga en día de semana, en un lugar lindo,
si me baño a las 2 de la tarde,
si voy al club a las 10am,
si llevo a mis hijos a la plaza a hacer picnic,
si puedo hacer lo que quiero con mi tiempo sobre todo si mi socio no me jode,
si subo al tren en jogging,
si me pongo un collar muy primaveral en día de oficina,
si llevo a mis hijos al dentista a media tarde,
si voy a reunión de madres de la asociación del colegio,
si veo gente tomando café al sol a mediodía, y yo soy uno de ellos,
si tanto y casi todo,
me da culpa igual, porque no tengo sueldo,