domingo, 12 de julio de 2015

planificación de viaje aventurero de madre neurótica


Mis hijos mayores han visto alguna vez la nieve pero ni se acuerdan. Los más chicos, nunca. Este invierno, en medio de la reforma de la casa, o más bien, para escaparme de ella, se me metió en la cabeza que los tenía que llevar a la nieve. Pros y con: marido no se quiere tomar vacaciones. Hijo mayor con SD tiene clases esta semana. Los otros tres ya están de vacaciones. Veintitres días son muchos para estar encerrados jugando con el ipad y la compu. Las pantallas han tomado completamente nuestra vida, y la única opción que me queda es escapar. Así que después de mirar varias opciones me decidí por la más económica. Mendoza, cerro penitentes, 2h de avión, taxi a la terminal de ómnibus, 4h de bus, llegada y caminata hasta el hotel. Veremos cómo sale. Tuve que desempolvar las mochilas de mi época mochilera, que creo no uso desde hace catorce años, y no es casualidad.  Mientras sufro calculando la ropa de nieve que me falta comprar -alguna conseguí de amigos-, trato de despejar los fantasmas que todo viaje me trae desde que soy madre. Juro que antes no era así, pero ahora lo que pienso es en todos los riesgos que corremos: que se caiga el avión, que choque el ómnibus, que me rompa un hueso yo, que se rompa un hueso alguno de los nenes, que tengan fiebre y quedemos atrapados en el hotel, que pierda el avión, que me haya estafado la agencia online que maneja las reservas del hotel, que no me dé el físico para hacerme cargo de paseo por la nieve y termine contracturada o con ciática, que mi torpeza estructural me delate y quedemos  como unos desubicados principiantes y patéticos. En fin, todas cosas lindas para prepararme para la aventura.
Espero que sea un lindo viaje. Te cuento a la vuelta

miércoles, 1 de julio de 2015

Días calientes entre polvo y agujeros



Parece un texto porno pero no, así estoy yo en medio de la reforma en mi casa, con las paredes agujereadas para hacer un dormitorio nuevo encima del escritorio, con bibliotecas flotando mudadas al living y libros y miles de objetos indefinibles trasegados de un lado al otro. Y la empleada nuevo, mi objeto constante de odio, cambia la cara, la persona y sin embargo se repite la falta de criterio. Voy  a dar un curso de cómo adquirir criterios, racionalidad, lógica.  Je. No lo voy a conseguir jamás.  Continuaremos