lunes, 19 de septiembre de 2016

semiconsciencia

hoy me despertó el timbre a las 5.40 y quedé en ese estado en que no me volví a dormir pero todo lo que he hecho desde entonces es estar medio dormida. No tomé café y no ayuda. O será la pátina de la depresión que vengo negando desde hace un rato. Vivo en la sombra. Esperando siempre a alguien en algún lado, a mis hijos en sus actividades, a un doctor, en la cola del supermercado o en el auto, el próximo semáforo. Vivo esperando y a la vez se hace cada vez más claro que ya no puedo esperar mucho. Viene en dos días una amiga de Uruguay camino a un congreso. Hace unos tres o cuatro años del último congreso en el que participé, como oyente obviously. Mi alma nerd siempre amó los congresos. No veo un congreso en mi futuro.
Lunes a la mañana es el día perfecto para descubrirse una depresión. La esperanza es que a eso de las dos o tres de la tarde de pronto me de cuenta de que ya pasó todo por esta semana. O no. Me falta energía y pienso en todos los que por ahí rebosan de energía y proyectos. Lo que me falta a mí.
Me acabo de acordar de un audio de whatsapp que me mandó ayer mi madre. Gracias a internet puede ser tóxica a 10000 km de distancia.  Le había comentado que tengo tos y su respuesta siempre fuera de foco, siempre una crítica ¨vos te fuiste a Francia de vacaciones pero no parás, tenés que parar¨.  Nadie me entendería y menos si lo escribo en un blog, pero mi madre en algún lugar de su subconsciente quiere que yo siga siendo sólo hija.

jueves, 15 de septiembre de 2016

en caída libre pero no se nota

Mi penúltima esperanza fue el Mindfulness, pero como tantas cosas no me agarro lo suficientemente fuerte, no lo practico, no logro parar la maquinita de mi cabeza que se la pasa tirándome cascotes.

Siento en el cuerpo lo que vengo cocinando en mi cabeza hace rato, por momentos sobre todo a la tardecita, parece que me falta el aire y creo que es una angustia sin palabras, una sensación de encierro que no tengo ganas de explicar a nadie.

Esto de vivir a la sombra esperando llevando trayendo me ha dejado lejos de los amigos. O fue el tiempo. hablo de amigos del pasado, de los que compartieron mi vida de hace veinte años. Yo cambié unas tres o cuatro veces desde entonces, ellos también. En algunos se nota más que en otros. y están lejos

No trabajar te deja sin amigos de esos diarios, superficiales pero que al final del día son los que saben de tu vida actual cada detalle bolado. No tengo de esos

Mis hijos empiezan a verme condescendientes, como alguien que está de costado o por debajo, sosteniendo. No estoy arriba, no soy un modelo a aspirar.

Los padres de la escuela, la gente alrededor, me da ganas de ponerles una piña cuando me dicen ¨vos siempre corriendo¨ y en el fondo piensan, a dónde vas tan apurada, es de histérica nomás, si no tenés nada que hacer. 
Siento que no tengo que hablar con nadie más, nunca más. Imposible. Y me voy a seguir arrepintiendo cada vez que abra la boca.

Mi hijo de catorce se está poniendo tan divino. Está evolucionando su divinez. De niño redondeado a adolescente estilizado. Pero está a cinco minutos de un TOC con la limpieza. Y mira demasiado Glee. Tengo la sospecha de que va a ser gay. Quizás me equivoco. Quizás todos los padres neuróticos temen catástrofes en sus hijos. No es que ser gay sea una catástrofe, es muy siglo XXI y sería la nueva generación. Mi tío es gay pero nunca lo dijo abiertamente a la familia.  Creo que sería una culpa más para cargarme. Madre omnipresente que prodiga tanto amor que al final asfixia? Padre ausente? Genética? El futuro llegará, de eso no tengo dudas, y me va a responder