sábado, 30 de junio de 2012

otra versión del espiral interminable

De chica vivía con mis abuelos y mi madre, que estaba muy poco presente. Eran todos muy sobreprotectores y recuerdo haber tenido grandes luchas para conquistar la ¨libertad¨, que a los diez años era igual a ir caminando a la escuela, a cinco cuadras, o al club,  a las clases de inglés, a diez cuadras, todo en pleno centro de Montevideo. Me acuerdo del sermón de mi abuela diciendo ¨bueno, andá, pero si después te pasa algo, no digas que yo no te dije¨.  Por suerte nunca me pasó nada, y con la retrospectiva pienso que anduve por demasiados lugares inconvenientes a demasiadas horas difíciles. Eran otros tiempos? otros lugares. Pero ahora, acá estoy este sábado a la mañana, teniendo que decidir si finalmente lo mando solo a Guille hasta el club a su clase de basketbol: son cuatro cuadras pero tiene que cruzar la vía, la avenida, pasar por debajo del puente del tren, y otra calle más. No es un trayecto muy lindo, pero tampoco es imposible. La gran diferencia que encuentro, es que él no tiene el impulso de decir ¨si, quiero ir solo¨.  ¿Qué hice mal para que no clame por independencia?

domingo, 24 de junio de 2012

Donde aúllan los lobos

Hace unos días leí este blog que me sorprendió por su estética. Y la idea de la hora de la loba me quedó dando vueltas, esa hora de la madrugada en que vemos todo negro, todo mal, todo lo que no fue. También en estos días escuché a alguien decir que en los blogs ¨aúllan los lobos¨, significando que están abandonados, que no hay nadie y que para qué molestarse en hacer esto, escribir. Para uno mismo, dejando nuestro rastro de polvo solitario en el universo digital. Creo que en estos días mis blogs están en la hora de la loba, estaré yo ahí a pesar de que son las 5 de la tarde? Espero ansiosa el nuevo amanecer, che.

miércoles, 20 de junio de 2012

Noches en serie, días en movimiento

De a poquito las fui sumando, volvió the good wife, tercera temporada, que me encanta, le sumé new girl, es cierto, la sitcom de los room-mates inmaduros de 30 años ya me queda bastante chica, pero les doy una chance, y ahora finalmente me engaché con Smash, donde el que hace de director de la obra me fasciiiiina.  Y mañana termina Doctor House. Todo pasa. Pero no te creas que lo único que he hecho en estos días es mirar la tele, no señor. Además de correr como una loca desatada, en weekdays, de acá para allá, eso en sentido figurado, hoy también salí a correr en sentido literal! bué, no tanto. un ratito mientras los nenes jugaban en la placita y andaban en bici, a mediodía. Not bad (se nota que la tele me ha deformado el lenguaje, shit)


sábado, 16 de junio de 2012

Volver al cine

Anoche fuimos a ver MIB 3, el hombre de la casa, Guille y yo. Siempre buscando darle un espacio para él solo, que es el que peor lleva esto de tener muchos hermanos y todavía está cayendo en la cuenta de que su hermano mayor tiene SD  y no lo termina de aceptar. Pero ese no es el tema.  A pesar de que vimos la versión doblada en ese español neutro que detesto, la peli me encantó (amo la saga), y de pronto me sentí como si hubiera salido al sol después de siglos de oscuridad. Y entendí: la última vez que fuimos al cine a ver una película NO INFANTIL fue hace CUATRO AÑOS! siii! cierto, nacieron dos niños en el camino, y oh, compramos una tele grande, un plasma, y fue el acabóse. No te digo que no ví más pelis, pero sí las ví a todas desde el sillón de mi casa, algunas en buena calidad (del video club de la esquina, que falleció este año víctima del mismo mal), otras en versión pirata maxitruch, de esas con sonido ambiental y todas oscuras.  Años de cine perdidos, es la conclusión. He sumado un nuevo objetivo light a mi vida: volver a la pantalla grande.

miércoles, 13 de junio de 2012

Sexo o literatura?


No sé, dirás que estoy loca pero a veces cuando posteo un cuento, me siento como después de coger, pero no un polvo cualquiera, sino uno de los buenos. Cosas raras. Seguro que si miro de vuelta mi post, se me desvanece el orgasmo mental.  Disfruto con poco, eh.

domingo, 10 de junio de 2012

Bucólica paz suburbana

El fuego de la chimenea me hipnotiza y no puedo pensar en un programa mejor que sentarme a mirarlo. Sintentiza la idea de familia felíz con la que soñaba de chica, o más bien, que veía o imaginaba en casa de mis primos del campo. Pero claro, tanta paz me impide tomar impulso para las obligaciones consumistas como regalos y otras compras que no llego a concretar durante la semana. No hay caso, lo pienso pero después no soy capaz de salir a la calle para meterme a comprar algo en un shopping el sabado de tarde.
De todas maneras estoy más que satisfecha de este fin de semana. La rutina del sabado enloqueció ahora que Andrés tiene partidos de fútbol, Guille aceptó de mala gana volver a probar básketbol, y el hombre de la casa se va a su campeonato ídem los sabados de mañana. Pero hoy, domingo, soleado, fresco pero lindo, nos fuimos todos al río, unos en bici, a los otros los llevé yo en el auto, después jugaron en la placita y yo pude correr un par de vueltas, unos 15 min, not bad.
Bueno, una vez es casualidá, me dirán. La semana que viene te cuento...

miércoles, 6 de junio de 2012

En junio empiezo


Lo dije, lo dije y acá estoy. Ya el jueves pasado (1º Junio) volví a la clase de latin no sé qué en el club, el sabado fui a  body combat. El lunes tomé coraje y salí a correr, después de años, dí una vuelta entera al Rosedal con su lago (la oficina me queda cerca de ahí y llevo un año pensando en hacerlo). Ayer me dolían tanto las piernas que apenas podía subir la escalera de mi casa.  Y a vos te parece que se largue este frío loco, aguanieve y todo eso? Así que hoy fui al club, calentita: bici, elípitca y un par de aparatos más (ni sé cómo se llaman, pero son los cinco que uso siempre). Empezó junio, empecé, retomé, qué te puedo decir, te cuento a fin de mes. Objetivo: recuperar abdominales. Puuffffff.

domingo, 3 de junio de 2012

LA hora dura

Domingo, cinco de la tarde y empieza la cuesta abajo total, el vuelco brutal del fin de semana a la realidad lunes-a-viernes. Vengo de buscar a Guille en casa de un amigo, volvió con cara de orto, gritos y escándalo porque se quería quedar más tiempo: está allí desde ayer. Me encuentro discutiendo amargamente a veces con él. Supongo que está equivocadísimo y sin embargo, pasa.
En el otro extremo, la semana pasada nos fuimos tres días de viaje con el hombre de la casa, todo un hito para esta familia. Los nenes se lo bancaron bien, se quedaron con la abuela paterna y la empleada. Nunca había dejado yo a ninguno de mis otros hijos tantos días a la edad de dieciseis meses como tiene Mateo ahora. Dejé sorpresitas para los grandes, una por día. Cuando volvimos, nos esperaron como locos de contentos. Agus se vino primero hasta mí y me abrazó, no me soltaba y en eso llegó atrás Mateo, todo chiquito. No podía soltar al otro así que lo dejé seguir hasta el padre. Se abrazó a él, muy fuerte. No lo soltaba. Tanto no lo soltó que cuando yo me quise acercar, no me quiso abrazar, y siguió así por casi el resto del día. Después volvimos a las buenas migas pero siento que desde que volví, mi bebote ya no es más mío. Ahora está enloquecido con el padre. Por un lado es un alivio, por el otro, me angustia. Por el otro, me arrepiento de cosas que no hice, como irme a encontrar con mis amigos de Montevideo, un par de meses atrás, en una reunión especial. Y cuando miro a Guille que con nueve años ya es un angry teenager (casi), me pregunto si no es mejor hacer como esas madres del colegio que se la pasan viajando (bah, no es que yo pueda hacerlo, pero en la medida de lo que puedo, me cuesta terriblemente hacerlo).
Preguntas sin respuesta para un domingo a la tarde. Mientras tanto, la lucha continúa.

viernes, 1 de junio de 2012

Viernes limadísimo


Uno de los amigos de Guille me preguntó, con una pizzeta en una mano y una coca en otra (otro niño metido que escucha las conversaciones de los grandes, diría mi abuela):
-tres hijos tuyos tienen cumpleaños hoy, en serio?

Si, querido. A la vez. Antes de llegar a la bendición del viernes a la noche me hice un tour por belgrano (y antes de eso, trabajé, busqué niños en el colegio, a mediodía, otros kilómetros más, para los que no tienen doble turno hoy), cruzando la barrera para arriba y para abajo, entre cumpleaños y cumpleaños. En el medio, cuando Andrés llegó a la susodicha fiesta, no se bancó el ruido porque los nenes ya entraron en la etapa minidisco y karaoke (y él tiene problemas de oídos).  Es el tipo de situación que me hubiera amargado de sólo imaginarla, mientras él era mi  bebé con síndrome de Down. Pero ahora, en medio de la realidad, y bueno, es un problema más.  Se entiende?