Llega la hora de las pelis (no veré ninguna, como siempre), 10 de la noche, niños en la cama, y lluvia de fondo. Vino despacio, un chaparrón calladito, suave, sin ventarrones, ni cuenta nos dimos y se mojó el piso de nuestro cuarto, una vez más. El domingo estuvo light, no he hecho nada ayer y hoy con la excusa de la panza, que es más que real, y con marido comportándose como dios manda. Se mandó un asadito de almuerzo y para la cena hizo una moqueca de camarao espectacular. Sigue sumando puntos el muchacho. Nos faltó la caipirinha nomás, aah.
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