miércoles, 8 de septiembre de 2010

Eco, eco, eco


La famosa ecografía estructural, esta vez a las 22 semanas. Nunca pude dejar de pensar en aquella primera, donde se veía todo, el agujero en el corazón, la traslucencia nucal, la calcificación en el hígado que era un marcador genético. Pero no había ningún HOUSE para verlo, sólo regular doctors que no se dieron cuenta de nada. Pero ya pasaron casi diez años y nada es como me imaginé en aquella noche horrible en que nació. A veces es un tierno y otras veces me harta su obstinación, sus obsesiones, sus repeticiones. Y así vamos, no tan mal.

1 comentario:

  1. Ahora las ecograafìas, son otra cosa.

    Hasta te saludan.

    Me gustan las ecografìas, porque me salvè del anàlisis de pròstata.

    jajajajaja!!! nunca me lo dejè hacer, y ahora hay ecografìa, (toma!)

    Claro que no es tan divertido como ver tu hijo.

    Saludos

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