Cosas que pueden suceder si uno vuelve al lugar donde fue felíz. Por ejemplo, el Mesón donde hicimos la fiesta de casamiento, en Colonia del Sacramento. En una hermosa tarde de primavera, me dejo convencer por mi marido, está bien, vamos a entrar, comemos un postrecito nomás, eh. Hay un guitarrero cantando ¨estoy enamorado¨, nos vamos directo al fondo, pasando la fuente, abajo de los paraísos y los pájaros que cantan tan fuerte que tapan al cantor. Nos sentamos a la semisombra tibia por el sol. Viene la moza y le pedimos unos crèpes de dulce de leche, con helado y no sé cuántas cosas más. Nos dice, ah no, sólo servimos almuerzo. Nos levantamos y nos vamos, decepcionados. Uruguayez doble, nosotros que vamos sólo por un postre, ellos con esas reglas tan poco capitalistas. Las cosas no han cambiado tanto, después de todo.
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Bueno, tomàlo por el lado amable.
ResponderEliminarMenos romanticismo, pero mas esbeltez!!
Un abrazo.