martes, 18 de mayo de 2010

desaparecen cuando más los necesitás

En esta casa los objetos tienen sus propios medios de transporte, secretos, mágicos o tontos, no lo sabemos, pero que se van, se van. Tal es el caso de la agenda de teléfonos de Montevideo, desaparecida precisamente en el día de la MAdre, cuando pensaba saludar a mis primas, mi tía. Ni hablar del cargador de la cámara de fotos, que se teletransportó a la otra punta del mundo exactamente dos horas antes del cumple de Agus, y con la cámara a punto de apagarse. Y todavía no ha vuelto. No sé si volverá. Si no fuera por eso, hubiera sido una buena idea subir fotos de mi barrio, convertido hoy por las bolas de granizo en una Bosnia pacífica y bien cuidada. Pero no podemos evitar las toneladas de tejas rotas que viene dejando la restauración. VArios montones se acumulan en cada cuadra. Los techos tienen más gente que las calles a la hora de la siesta. El techista que nos hizo el presupuesto sigue al firme desde hace un mes, trabajando en la misma cuadra. Pasa directamente de un techo al siguiente. A todo esto, hoy pasó con un Corsa nuevo, rojo, impecable. No sé si lo tenía el mes pasado. Nuestras tejas esperan turno para el recambio. Después dejaremos nuestro propio montón en la vereda. De a poco nos vamos acostumbrando, las vamos a empezar a ignorar, hasta que un día de algún lejano mes, sin saber cómo, todas las tejas hayan desparecido de estas calles. Y todo volverá a empezar?

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