miércoles, 19 de mayo de 2010

Ahorrándome un psicólogo

Anoche vimos el penúltimo capítulo de ¨LOST¨, dedicado a Jacob y su hermano, el humo negro, y todos sus secretos. Explicaciones decentes para aquel misterio inaguantable de las dos primeras temporadas. Tampoco nada del otro mundo. Pero ugual me sigo declarando fan hasta último minuto. ME fui a acostar cerca de medianoche con mi libro de Nick Hornby. Me dormí en menos de dos páginas. La primera etapa de la noche, hasta las 3 y media, cuando Agus se despertó tosiendo y le llevé una mema, soñé con Julia, la directora del instituto donde Andrés hace terapias (el Sendero), y ella me decía en el sueño qué tenía que comprar en carrefour, y yo le decía lo que ya había comprado. Será porque la semana pasada quisieron armar una especie de terapia de grupo que me pareció bastante inútil, para mí al menos. Ya gasté bastante plata en psicólogos para mí, para organizar mi vida, no voy a pagar para que las terapeutas de mi hijo decidan que nos tienen que organizar la vida a las mamás. Creo que mi sueño estaba clarito. Después, intervalo, mema, tapar niños, dormirme un rato en el colchoncito del piso al lado de Agus, Vuelta a mi cama a eso de las 5 am. Segundo acto: soñé con Sayid! a esta hora de la tarde sólo puedo recordar que tenía una charla sentada en el asiento de los bobos con él, con lo cual debo intuír que era en un ómnibus uruguayo, y no en un colectivo argentino donde los asientos son todos vivos. Otra parte del sueño, la mejor, estaba franeleando al estilo pre cumpleaños de quince, así como abrazados al pedo pero no sé si me besaba o no. Más razones para suponer que mi sueño me situaba como siempre, en Montevideo. Y no tengo mucha conclusión para sacar. Me encanta Jack pero es demasiado perfecto. Desmond es un divino pero sería capaz de ser su amiga sin enamorarme. Sawyer, me aburre tan lindo, tan rubio, tan azules los ojos. No me enamora. Pero Sayid es algo looser, ha metido la pata en todas sus vidas, es lindo pero lejos de ideales de belleza. Pero todo terminó abruptamente cuando me despertó una patada de G., quince minutos antes del despertador. Aaah

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