lunes, 7 de junio de 2010

Estableciendo nuevas prioridades

Ya tenía el pelo insoportablemente largo para mí, aunque para una porteña cualquiera podía estar tan corto que daba pena. Pedí turno en Llongueras con Diego, mi amado odiado coiffeur. El resultado, como siempre: salí puteando y jurando que no vuelvo nunca más. Pero ya me voy tranquilizando. A ver mañana qué siento cuando me mire al espejo. Terror. Y después de mojarme el pelo? ahí puede que ande mejor. Ahora que ya pasé la etapa pelo, mi próximo objetivo es recuperar mis dedos. Me duelen, me duelen de tanto morderlos y no puedo parar. No me curo, no puedo hacerme las manos, me las como y así todo vuelve a empezar. Mis manos muestran lo más profundo de mi ser. No hay con qué taparlo. Por afuera puedo disimular, hacerme la paciente, la optimista. Pero mis dedos conocen la verdad, son mis víctimas. Y ahora que me enteré que hay Neuróticos Anónimos? no será la solución de mi vida? Uh, si no fuera que no soporto las terapias de grupo. Que se jodan los otros! ay, qué linda soy...

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