sábado, 15 de septiembre de 2012

Cosa extraña, pero es así


Sábado a la noche, Guille otra vez se queda a dormir en casa de un amiguito. Se repite el ambiente de paz que hay en casa cuando él no está. Falta su frustración y malhumor constante,  y mi angustia y exasperación.
Es difícil de aceptar, pero quizás no me tengo que amargar. Hay una edad a la que los padres no pueden hacer felices a los hijos. No pensé que nos iba a tocar tan pronto. Tiene diez años.
El lado B: Guille lo dice a gritos, todo el tiempo. No quiere tener hermanos, ¨bueno, sólo a Mateo¨ (que tiene 20 meses). Y yo trato de que imagine la vida sin hermanos. Como la mía. Pero su modelo son sus dos mejores amigos, hijos únicos, mimados y sobrecompensdos hasta la exageración. Justo los dos con los que está ahora.  Mañana volverá sobregirado, cansado, y posiblemente, de mal humor. Y será domingo. Como dice un twittero, ¡Alegría!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

intentalo que podés!