martes, 31 de agosto de 2010

en perspectiva

Ayer a esta hora me estaba perdiendo de ir al taller porque
1) la empleada desapareció nuevamente
2) mi marido no puede ser puntual ni a punta de pistola. De hecho llegó aquí a la hora en que yo tenía que estar a media ciudad de distancia.

Mientras tanto, el crío menor gritaba como loco porque quería cenar
a)danonino
b)caramelos

así que para calmarlo lo metí en la bañera. Después de media hora de gritos, or so.
Entonces, agotada y sentada sobre el inodoro, pensaba que esto no sería tan grave si tuviera otros focos en mi mente, digamos, si volviera del trabajo a esa hora (no: sería peor, lo admito!!)

Después pensé, tendría este mismo quilombo aunque tuviera dos posdocs (en vez de 1.5 maestrías??)...

Hoy no llora y todo parece más sencillo, al menos (es que ya lloró a mediodía)


ps- me edité, no pude evitar la tentación...

3 comentarios:

  1. desamparo es la palabra que me viene a la mente cuando el despelote arrecia y estoy sola con los tres.

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  2. No intentaste mostrarles que te vas a suicidar?

    Mi mama lo hacìa, y nos callabamos.

    (un rato, nada mas)

    Saludos

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  3. mmm...

    si, la vieja estrategia de hacerse la víctima... Pero tampoco va a funcionar, me temo

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intentalo que podés!