Hace 1 día
viernes, 28 de junio de 2013
Manual para no quejarse, primer borrador
Pensé en escribir que estoy escribiendo poco, pero hoy me crucé con un blog que se titula ¨the ocasional blog of XXX¨, es decir, que de esto se puede hacer un estilo, indudablemente
También, estuve por quejarme el lunes, posteando rayos y centellas sobre todo lo que pasa los lunes, pero cuando me quise dar cuenta, ya era viernes, no sólo eso, ya es el fin de junio, la mitad del año, de la escuela, del primer año de jardín maternal de mi pichón más pichón, y está claro que el tiempo no vuelve.
Estoy esperando que haya calma en mi vida, para cuando el más chiquito esté en doble escolaridad, es decir, cuando haya perdido esta mezcla maravillosa de nenito y bebote que todavía contiene.
Así que viernes, que llegaste tan de improviso, a ver si para la segunda mitad del año logro quejarme un poco menos, voy a seguir con el borrador, no sé si llegaré a un manuscrito final A TIEMPO!
martes, 18 de junio de 2013
El gran Gatsby y yo
Creo que lo conté ya, fui a ver la peli, me encantó aunque el film corre a velocidad 2013, con efectos especiales post-Matrix, y casi tuiteando ideas. Me bajé el libro para volverlo a leer, porque lo leí hace casi veinte añitos, como casi todo lo importante que ha sucedido en mi vida. Si alguna quiere el pdf me lo pide, sólo chiflen!. Pero además de eso, (la peli) termina diciendo que cuando vamos hacia el futuro, lo que hacemos es correr hacia el pasado, a los sueños que soñamos en el pasado. Siempre seguiremos buscando encontrar aquello que quisimos ser. ¿Vos qué pensás?
lunes, 17 de junio de 2013
La ecuación familiar
Menos mal que no tenía un blog en el 2004, 2005, que fueron los años en que descubrí que el verdadero feminismo era dejar de hacerme cargo del 95% de la vida familiar, sólo porque mis nueve horas de trabajo contribuían a un 20% del sueldo familiar. Entonces revoleé la tarjeta de identificación para pasar por la y me dediqué a ser una mamá de supermercado, gimnasio, puerta del jardín. Por un año y algo funcionó hermoso. Después volví a las andadas, pero desde entonces, como ya saben, mi carrera profesional ha sido más bien un senderito en el monte, sin mucha visibilidad. Y a qué venía todo esto? Si ahora puedo escribir tan largo post para quejarme del amigo del nene, en aquella época hubiera agotado las teclas de la PC para quejarme de marido. Estos años lo han domesticado, tiene un timing mucho mejor, aunque aún no todo lo preciso que yo ansío, para manejar los problemas domésticos. Yo también cambié, antes había horas sagradas, como por ejemplo, no se me ocurría bañar a un niño después de las nueve o diez de la noche. Ahora, todo es posible a toda hora. No queda nada sagrado: baños, insomnios, comidas, cambios de ropa, mochilas, meriendas, lo más insólito puede acontecer incluso después de que ya están acostados. Pero en la ecuación familiar hay algo que no cambia, no hay 50-50, fifty- fifty. No sólo en mi caso, más bien a la inversa, sólo conozco casos de responsabilidad compartida en ese porcentaje en las siguientes situaciones
1) los dos en la pareja trabajan en la misma profesión con responsabilidades similares (ejemplo, dos biólogos), y entonces se turnan para hacerse cargo de la casa, niños, etc.
2) la mujer gana más que el hombre (y por eso se reparten el laburo de la casa 50-50, creéme)
3) si el marido es europeo, tiene ya el barniz de unas décadas más de feminismo en serio, y te puedo asegurar que en la casa se hace cargo de mucho. Sin importar cuánto gane. No sé si llega al fifty fifty pero pega en el palo
Así que ya sabemos cuáles son las opciones. Si no nos tocó ninguna de esas, estamos en el horno. O podemos mandar el feminismo al tacho por un tiempito, qué sé yo. Como decía una mamá muuuuy top, cuando le tomas el gustito a no trabajar, mmm
Recuérdenme este post la próxima vez que esté como loca organizando mi vida entre niños, hogar, trabajo y vida personal
lunes, 10 de junio de 2013
el amiguito insoportable del nene, y de paso, mi historia
Todas pasamos por esa edad en la que teníamos amiguitas medio fallutas, o fui solo yo? Puede que de ahí venga mi problema con el gordito agrandado, amigo de Guille. En mi caso, cuando yo era chica, esta nena en cuestión era una de las vivitas de la clase, tenía toda la cancha, yo era tímida y nueva en una escuela más de mi vida, sexto año de primaria en Montevideo. Ella se llamaba Sandra, tenía dientes de conejo, un pelo horrible, finito y amorfo con rulos cortos. Yo tenía un look medio geek, pelo largo pero sin gracia, ropa nada cool. Muy alta y flaca. Sandra pasaba la tarde sola en su apartamento porque la mamá trabajaba y era viuda, yo vivía a dos cuadras y por lo tanto era la compañía ideal. Yo vivía con mis abuelos y lo mejor que me podía pasar era estar fuera de mi casa. Así que nos pasábamos las tardes juntas, y todo era perfecto, nos moríamos de risa. Pero apenas estábamos en el mundo exterior, con otra gente, ella cambiaba y no me trataba igual, sino como a la amiga tímida y sin onda. Ella se sentía (o actuaba como) una diosa, a mí me hacía ver que yo era horrible con mis piernas largas y flacas, pero ella tenía celulitis con trece años! Se entiende? esto duró un par de años, hasta que... me cambié de colegio otra vez! pero esa es otra historia. Cómo es que cada vez que quiero hablar de mis hijos empiezo hablando de mí? diossss. Entonces, esto me recuerda la vez en que yo volví a Montevideo luego de pasar dos meses en España donde vivía mi madre (en un lugar lindo pero nada histórico), y a esta nena, Sandra, le habían saltado los cables de la envidia, y cuando me vio llegar lo primero que me dijo fue:
-sabés que me voy a Europa?
-si?! cuándo?
-el año que viene, compramos un viaje en cuotas! (estábamos en Marzo y ella habría jodido tanto a la madre durante todo el verano, eso se podía ver clarito)
Ese fue el principio del fin de mi amistad con Sandra, ahí hice el click de que algo no servía. Pero yo tenía catorce años, o quince quizás. En cambio Guille tiene diez años y no sé si hará un click (y no es porque sea la mamá pero es divino, grandote, rubio, de ojos azules, onda justin bieber antes de que se tarara), y su amiguito me recuerda a esta nena:
Todo el tiempo habla con tono sobrador, señalando lo que él tiene, conoce, ha visitado, sabe (sobre todo de marcas, es un compendio del consumismo), pero no sólo eso, sino que lo desafía a Guille con preguntas del tipo ¨a qué no sabés lo que es...?¨. Hace unos días estaban en casa, él y otro amiguito que potencia la situación de celos y competencia entre los tres, y atravesaron el límite de mi paciencia. Le preguntaron a Guille
-sabés lo que es ¨Victoria´s Secrets¨?
-si, un desfile de modas! respondió Guille todo naive, y los otros dos, con vocecita de mina atónita se miraban y decían,
-no lo sabe!! no sabe lo que eeeeeesss!!!!!
Ahí no me pude contener y entré yo en acción, y les dije,
-chicos, Guille no sabe lo que es Victoria´s Secret porque yo no compro esa marca, la única vez que la compré fue hace veinte años cuando viví en Estados Unidos
Con eso dejé asentado, además, que no estoy al nivel económico de sus mamás, tanto peor, mayor es la cara de asco con la que me mira el gordito desde entonces. De la mamá tengo varias anécdotas que me voy guardando para destilarlas cuando necesite catarsis (más?).
La pregunta que me hago, que le hago al viento, hay que intervenir para elegir amigos de los hijos, o sólo laissez faire?? es obvio que aunque no me guste el amigo, si lo quiero alejar, cual amor imposible, lo único que voy a lograr es ponerme en contra a Guille. Sólo queda esperar que el nenito se vuelva tal yegua que lo harte a él solito. Pero me temo que para eso falta mucho
domingo, 9 de junio de 2013
el caso del amiguito y su mamá
Durante los primeros años de jardín de mis hijos mayores me hice muchas amigas. Sobraban temas de conversación y puntos en común con montones de mamás de las que esperaban en la puerta a la salida, en los cumpleaños, en invitaciones a jugar que venían con mami incluida. Durante dos, o tres, o cuatro años, todo fue empatía. Pero después, de a poquito empezaron a aparecer las grietas, las diferencias, seguidas por un distanciamiento natural con algunas mamás, por suerte suavizadas por una mayor autonomía de los niños, que hace que no tengamos que convivir para que ellos jueguen. Pero es cierto que las invitaciones a casa de otros niños siempre son más fáciles con algunas mamás que con otras, porque tienen tiempo, porque viven cerca, porque dicen siempre que sí.
Así, el gran amiguito de Guille (10 años para 11, mi hijo problema del momento), es un gordito (obesito te diría) hiper sedentario, hijo único, con el pelo largo por los hombros (que le queda como el ort), que sale a cenar afuera casi todas las noches de la semana (pizza en su mayoría), hijo de una psicóloga que no conoce la palabra LÍMITES, y padre con trabajo muuuuy bien remunerado, que ya fue a Disney, a Europa, y no me acuerdo a dónde más. En resumen, este nene que en otro lado sería una perfecta víctima del bullying, por suerte, en el colegio de mis hijos es un ídolo con una autoestima envidiable, y es el paradigma de la vida para mi hijo, que quiere exactamente todo eso. Este temita me venía haciendo ruido hace rato, pero este año ya hemos vivido un par de situaciones totalmente insólitas, en las que esta mujer trata de imponer en nuestra vida familiar su estilo de ser madre. Complicado. Y no puedo borrar al nene del mapa porque es imposible, y además si no se va a volver como una obsesión para Guille. Sigo en el próximo capítulo, porque si no me sube la presión, mirá lo que te digo. Prometo detalles
Verano del `79 (Le Skylab)
Hablando de Julie Delpy y buenas películas, ésta es muy divertida, sobre todo para cualquiera que pueda recordar por sí mismo esa época.
Me falta encontrar un poster de Dos días en París,
para vos, Lola!
sábado, 8 de junio de 2013
martes, 4 de junio de 2013
Cuando pienso en Máxima
Mejor empiezo por decir que no vivo pensando en reinas y princesas, aunque la verdad, capaz que sí. La cosa es que esto viene ya desde Lady Di: yo tenía curiosidad, cuando era adolescente, sobre si ella se lavaría las bombachas o las pondría para lavar. Cosas así, de tercermundista (yo) que se lavaba la ropa a mano (mis abuelos no tenían lavarropas automático, obvio).
Después apareció Máxima para renovar mis inquietudes. Y otra vez me persiguen las dudas más insólitas. Máxima se mete en medio de mi vida cuando menos me lo espero. El sábado pasado estaba yo desayunando con mis frasquitos de mermelada a medio terminar, cuando de pronto irrumpió la duda Máxima: Ella usará frascos de mermelada?, o, como se debe, pondrá la mermelada en platitos de esos chiquitos, o más bien, se la presentarán así. Vos te imaginás a Máxima abriendo la heladera y eligiendo con qué mermelada desayuna? mmm, en una de esas... Mientras dudaba sobre si ensuciar otro platito, concluí que esta vez estaba a dos o tres platitos de distancia de ser una princesa (o una reina), pero me dio fiaca. Así, seguiré siendo plebesha toda la vida, no hay caso
sábado, 1 de junio de 2013
Nos vamos quedando solos
Esta mañana de sábado me encontró leyendo la despedida de Jennísima, y cada vez está más claro que se nos viene la noche bloguera. Reconozcamos que la catarsis en 140 caracteres es satisfacción inmediata: ¨este año viene complicado¨, es la perorata permanente. Justifico mis posts cada vez más espaciados. Es cierto, estoy ocupadasa, pero a la vez, de a poco se me terminan de cortar los cablecitos que procesaban mis rollos internos en borradores de blogger, muchas veces en medio de un embotellamiento o en la cola del supermercado, bañando niños o revolviendo el wok, anticipando el momento en que finalmente tuviera un teclado y pantalla frente a mí. Pero por ahora resisto, sé que acá escondido en el ciberuniverso, está mi pequeño lugar.
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