lunes, 17 de junio de 2013

La ecuación familiar


Menos mal que no tenía un blog en el 2004, 2005, que fueron los años en que descubrí que el verdadero feminismo era dejar de hacerme cargo del 95% de la vida familiar, sólo porque mis nueve horas de trabajo contribuían a un 20% del sueldo familiar. Entonces revoleé la tarjeta de identificación para pasar por la y me dediqué a ser una mamá de supermercado, gimnasio, puerta del jardín. Por un año y algo funcionó hermoso. Después volví a las andadas, pero desde entonces, como ya saben, mi carrera profesional ha sido más bien un senderito en el monte, sin mucha visibilidad. Y a qué venía todo esto? Si ahora puedo escribir tan largo post para quejarme del amigo del nene, en aquella época hubiera agotado las teclas de la PC para quejarme de marido. Estos años lo han domesticado, tiene un timing mucho mejor, aunque aún no todo lo preciso que yo ansío, para manejar los problemas domésticos. Yo también cambié, antes había horas sagradas, como por ejemplo, no se me ocurría bañar a un niño después de las nueve o diez de la noche. Ahora, todo es posible a toda hora. No queda nada sagrado: baños, insomnios, comidas, cambios de ropa, mochilas, meriendas, lo más insólito puede acontecer incluso después de que ya están acostados. Pero en la ecuación familiar hay algo que no cambia, no hay 50-50, fifty- fifty. No sólo en mi caso, más bien a la inversa, sólo conozco casos de responsabilidad compartida en ese porcentaje en las siguientes situaciones
1) los dos en la pareja trabajan en la misma profesión con responsabilidades similares (ejemplo, dos biólogos), y entonces se turnan para hacerse cargo de la casa, niños, etc.
2) la mujer gana más que el hombre (y por eso se reparten el laburo de la casa 50-50, creéme)
3) si el marido es europeo, tiene ya el barniz de unas décadas más de feminismo en serio, y te puedo asegurar que en la casa se hace cargo de mucho. Sin importar cuánto gane. No sé si llega al fifty fifty pero pega en el palo

Así que ya sabemos cuáles son las opciones. Si no nos tocó ninguna de esas, estamos en el horno.  O podemos mandar el feminismo al tacho por un tiempito, qué sé yo. Como decía una mamá muuuuy top, cuando le tomas el gustito a no trabajar, mmm

Recuérdenme este post la próxima vez que esté como loca organizando mi vida entre niños, hogar, trabajo y vida personal

5 comentarios:

  1. Yo tengo mucha suerte en ese tema, me parece... Mi marido viene de una madre que hace el 110% de las cosas de la casa y así y todo, es lo más disponible que hay para ponerse a hacer cosas a mi par. Claro que siempre hay un catch: yo no hago un carajo en esta casa, siempre es un quilombo, entonces es facilísimo equipararme en el trabajo doméstico :P

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  2. Yo tengo suerte tambien. Mi marido es hijo de una madre soltera, asique esta acostumbrado a ayudar. (No se si eso fue la razon, pero bueh, no me quejo!). Mi marido cocina y lava los platos. Limpiar, ordenar... no demasiado, es la chica y yo. Los dos trabajamos full time pero soy yo la que se toma dias para quedarse cuando se enferman, etc. El muy de vez en cuando. Pero todos los dias cocina y los duerme, asi que yo felizzz.

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  3. uy!! me están haciendo dejar mal al marido!!! bien por ustedes!!!
    a ver, le tiro unos puntitos a favor, él se ocupa siempre de cortar el pasto, arreglar tejas, luces rotas y reparaciones en general!!! pero el problema es que todos esos son eventuales. Yo no me puedo quejar porque tengo ayuda entres semana con la casa, pero aún así, hay que trotar bastante para hacer funcionar la casa, en la franja en que él está en la casa... mejor dejo por acá che, besos

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  4. El tema con el trabajo de la casa es que es demasiado. Yo (creo que) hago un montón, sin embargo me pongo a pensar y también hay un montón de cosas que no hago (ojo, dificilmente las haga mi marido, las hace la señora que trabaja en casa).
    A la conclusión que llegué es que, además del mayor o menor trabajo que representan las tareas domésticas, salvo que seas realmente millonaria, o muy hippie, lo peor es tener la casa en la cabeza.
    En serio que ultimamente pienso mucho cuánto aumentaría mi productividad si no tuviera que pensar ni preocuparme por las cosas de la casa (aunque no las haga).
    Igual ojo, el ambiente laboral para mí está tan asfixiante que muchas veces pienso que sería feliz sin ir a trabajar... pero como sé que en mi casa me volvería loca, no sé... debería irme a vivir a un hotel tal vez?

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  5. Lola: tal cual, cuando yo digo que hago un montón no me refiero a limpiar los baños y el horno, de eso zafo, pero la logística familiar, el circuito supermercado-horarios-detalles múltiples, consume muchas horas, y de eso soy la responsable máxima, la CEO o la gerenta de familia! ... lo del hotel, no es tan mala idea!!!!!!!

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intentalo que podés!