martes, 31 de mayo de 2011

Día -1

Mis cuatro horas de trabajo se hicieron seis sin darme cuenta, y (casi) las últimas palabras que dije en la oficina fueron ¨las 4, el chiquito ya salió¨, mientras me entraba un pánico calmo al pensar que mañana estoy yo sola ahí con todo. El traspaso de datos e info me dejó estresada, salí con ganas de llorar pensando en que tenía las tetas llenas de leche. Llegué tarde al colegio, les compré un algodón de azúcar pero Agus y Guille no pararon de pelearse porque no querían compartirlo. Y recién ahí arrancó la segunda parte de mi día, que todavía tiene para largo

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