jueves, 10 de marzo de 2011

Imágenes que nunca ví


Anoche, después que Guille me vino a despertar a las 5 y media porque tenía hambre, cuando recién había dejado a Mateo en la cuna a las 4 y media ( y lo tenía desde las 2 encima mío), vaya uno a saber por qué, si estaba tan cansada, no me dormí enseguida. Cada vez tengo el sueño más frágil. Bueno, en esa modorra desvelada de la madrugada, me empezaron a rondar imágenes terribles, como la del prisionero japonés que despellejaron vivo los mongoles en el libro de Murakami (crónica del pájaro que da vuelta al mundo). Muchas historias me quedan grabadas en la mente, pero no como una sucesión de palabras en una hoja que leí, no, es lo que yo imaginé mientras leía el libro. Otra imágen que vuelve y vuelve es la charla de Holden Cawfield con el profesor Antolini, en El guardián entre el centeno, mi primer Salinger que acabo de terminar hace una semana. La frase que más susto me da:

¨Esa caída que te anuncio es de un tipo muy especial, terrible. Es de aquellos en que al que cae no se le permite llegar nunca al fondo. Sigue cayendo y cayendo indefinidamente. Es la clase de caída qeu acecha a los hombres que en algún momento de su vida han buscado en su entorno algo que éste no podía proporcionarles, o al menos así lo creyeron ellos. En todo caso dejaron de buscar. De hecho, abandonaron la búsqueda antes de iniciarla siquira:

Por qué será no, que me queda picando. Lo digo mientras veo las paredes que se van hacia arriba a mi alrededor, o es que yo sigo yendo para abajo. ¿Hasta cuándo?

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