viernes, 23 de diciembre de 2011
Al revés del pepino
Fuera del ritmo frenético de cualquier shopping o calle comercial, acá estoy con tres de cuatro (niños) en la casa, yo solita porque la empleada decidió que se las picaba a Paraguay: hacía un mes que había llegado y como que le dije, ya que estás, quedate allá, porque total... no es que servía pa´mucho pero ya sabemos que peor es nada!!. Pero volviendo al tema navideños, estoy fuera del circuito comercial y las compras de último momento. Otra razón es que el auto de la familia se lo llevó mi marido y con eso se ganó la compra en el Carrefour (bendición! zafé). Pero la cosa de fondo, fundamental, es que mañana pasamos acá en casa, nosotros, los niños, y una cuñada de último momento que siempre cae de improviso. Y tá. No hay nada más que agregar. Soy una apátrida, desamorada? algo así, pero he llegado hace años a la conclusión de que es lo más saludable que puedo hacer. Alto, no se crean que es tan fácil, para llegar a esto deberán tener un prontuario familiar sin hermanos, padre borrado por la vida, madre en otro continente desde hace tres décadas. Ya tuve algunos años de acampar en el living de mi suegra en navidad (y en fin de año ni te digo, mini camping en el mini living de su apartamentito en Punta). Pero esta señora no puede dejar sus tradiciones atrás. Nada la saca de la Misa de Gallo de medianoche, y la cena empieza a esa hora. Imaginate que me tengo que llevar a la tropa de cuatro monitos a esperar ese turno para comer? y su cocina de Acumuladores (toda su casa se merece un programa de esa serie de Nat Geo) es algo tan impenetrable que no puedo hacer un puré de calabaza en paz. Así que ná, con los años hemos llegado a un equilibrio perfecto: no vamos a la casa de nadie en ninguna fiesta, y chau. No te digo que lo intentes si tenés a tu mamá divina, tus tres hermanas, ocho sobrinos, y además te llevás a tus suegros y cuñados a la fiesta de fin de año. Pero si tenés una vida complicadita como la mía, hacele oooooooleeeeee a las fiestas y que Papá Noel pase por tu casa a la hora que se le cante el culo. Como en la mía. He dicho!
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Yo no puedo ni quiero hacerle ole a la flia en las fiestas, pero por suerte este año fueron todos muy cuerdos y dejaron que G abriera los regalos a las 9:30, así se podía ir a dormir cuando quisiera... Efectivamente, abrió y vio todo contentísimo, después palmó, y brindamos todos en paz.
ResponderEliminarAprovechemos el desconocimiento de los niños de la hora!
aprovechá que en un par de años te va a mirar con cara de ´qué nabo este papá noel, en vez de traerme la wii me deja una calavera de plástico´
ResponderEliminarbeso!