Volviendo a casa bajo la lluvia, super embotellada (si, una suerte el auto), pienso, bah, pensaba:
-viste cuando te rompés el culo haciendo algo y pensás, bueno, pero va a valer la pena, eh? pero sabés qué, lo más probable es que no lo valga...
Eso pensaba mientras calculaba
que ando acelerada y al baby lo agarro y lo suelto a los 2 min ( o 2 segundos?) porque tengo otra cosa que hacer
que Agustín me llama ¨mamá vení!¨, todo el tiempo, será que le falta mimo materno?
Que no sé dónde está el cuaderno de inglés de Andrés y justo debería ocuparme a full con él (y su capacidad diferente)
que Guille se pasó el día en la casa de su amiguita Ce, y yo recién pude llegar a buscarlo a las 8 y media de la noche (es que los miércoles tienen medio turno y salen a mediodíaaa)
en fin, todo lo que dejo colgado , pendiente en mi vida, y todo por un laburo que antes me hubiera deprimido (cuando mis expectativas sobre mí misma eran más altas). Servirá luego para qué, a) un empleo mejor? b) renunciar y dedicarme a escribir blogs sin culpa? o c) nada?
EStas cavilaciones llegan cuando estoy acelerada a la una de la mañana (por culpa de los problemas del trabajo!) y me dí cuenta recién de que no tengo leche en casa para el desayuno
(ese sí es un problema serio). Me voy a dormir, si puedo
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intentalo que podés!