Salí a pasear a Mateo en el cochecito. Con los más grandes hacía todo a pie y paseando cochecito, todo el tiempo, pero desde que tomé posesión del auto, los paseos en cochecito pasaron a ser simbólicos.
Esta mañana de sol hice las siete cuadras hasta el mini centro que rodea la estación del tren, ida y vuelta. Ya se siente el aroma de los jazmines y de los tilos.
Cosas que me pierdo por andar motorizada.
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