domingo, 1 de abril de 2012

Como pastosos


Fin de semana de arrastrar los pies, sin planes a la vista, la consigna es no gastar. Ordenar el lío de la cena anterior, desarmar el desorden de las camas destendidas, rearmar el camino a otro almuerzo y despejar el lugar para la próxima tanda de platos y ollas sucias. La tele, la computadora, llantos, abrir trechos libres entre juguetes y almohadones tirados. Y ni siquiera me libera el único libro nuevo que tengo a mano en este momento (regalo de mi suegra), El sueño del Celta de Vargas Llosa.  Pienso cuando me fascinó de chica ¨La tía Julia y el Escribidor¨.  Tengo que releerlo para ver si el hombre perdió gracia o yo gané leyendo gente más fresca.  Vuelvo a la cama sin tender que está a mi espalda y al llanto que me llama desde el living.  La felicidad es una decisión, dicen

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