La vida con cuatro hijos, con cuatro partos. Después de tres horas de trabajo de parto y con el grito más largo y desesperado de mi vida (algo así como AUXILIOSAQUENMELOOOO!), abrí los ojos y ahí estaba Mateo, que salió de una, todavía unido por un cordón gruesísimo, medio blancuzco, medio azulado, mientras lo sostenía la neonatóloga, que lo envolvió y me lo puso encima del pecho.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Bienvenidooooooo Mateo. ¿Viste ma que no fue el 13? Beso con abrazo. ¿Blogueas desde el hospital?
ResponderEliminar