Algo así es el estado en que están las cosas hoy por acá. Ya somos seis, todo marcha sobre ruedas, el bebe come, duerme, llora y lo cambiamos de pañal (un 85% de todo esto va a mi cargo, claro). Pero además hay gritos por todos lados, gritos de nosotros (los padres) para que no se peleen, para que hagan caso, para que bajen la tele, salgan de la compu, ayuden a llevar las cosas del almuerzo a la cocina. Y gritos de ellos (los otros tres niños). Guille está histérico, será el efecto hermano nuevo. Marcos es una esponja y entonces absorbe el griterío y responde peor. Y Agus está divino pero creo que también grita en medio de sus caprichos (ya ni cuenta me doy). El control remoto de esta familia está perdido abajo de algún sillón. Necesito bajarle el volúmen. Cada vez hay más ruido, como canta Sabina
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