lunes, 31 de diciembre de 2012

Cosa difícil


Durante los años de mi adolescencia y juventú, allá por Montevideo, el ritual del 31 de diciembre con los oficinistas tirando los almanaques en pedacitos por la ventana, era casi sagrado para mí; sentía que si no era parte de ese bullicio, aunque fuera sólo caminando por las calles del centro, el año no estaba terminado del todo.
Ahora soy una mamá suburbana y ni me acuerdo de los papelitos picados, y como encima laburo sola, no tengo ni la gracia de celebrar con compañeros el fin de año. El único consuelo que me queda es que en estas épocas digitales, andá a romper el google calendar online en pedacitos. Todavía no se inventó la app para eso.

2 comentarios:

intentalo que podés!