sábado, 22 de diciembre de 2012

Antes de despertarme


Abrí los ojos hace rato, traté de volver a dormirme pero no funcionó. Ya estoy levantada pero mi cabeza sigue flotando en el limbo del sueño que ya se me olvidó, de los recuerdos buenos y malos que me quedaron de esta semana y son los primeros en reubicarse en sus estantes cada mañana cuando arranca la vida.
Estoy sentada frente al arbolito de navidad y su baracutanga de pelotitas. Todavía no prendí las luces. Los arbolitos sin luz me dan un poco de tristeza. Son como el esqueleto de la Navidad, lo que queda cuando despedazamos los regalos y el piso termina lleno de papeles y cajas tiradas. Cada Nochebuena es un viaje. Ya está por despegar el avión que nos lleva directo hacia ella (¿o será el Expreso de Navidad?). Abróchense los cinturones. Hay mucho que hacer.

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