lunes, 26 de marzo de 2012

espirales eternos (II)

Hace once años,  mis días empezaban a transcurrir en la sala de neonatología con Andrés, no fueron tantos (22) pero todo en esa época pareció eterno. En el medio de todo, teníamos por definir el compromiso de compraventa de una casa que nos había encantado... esta, en la que vivimos todavía. Yo hubiera tirado todo por la borda pero el hombre de la casa decidió seguir adelante, a él nunca le pegó tan mal como a mí, o qué se yo, su natural calma frente al mundo le permitía seguir adelante con el trabajo, las cosas de todos los días como mirar la tele.
La cosa es que hoy, once años después,  fuimos a ver una casa para alquilar, cerca del colegio, otra vez en capital.  Pero la ecuación de alquilar acá y mudarnos allá, no cierra, aunque esta casa es más grande, y más linda, y con más jardín.  Así que quedé un poco desmoronada, los años pasan, el  lío sigue. Otros líos, las idas y venidas al colegio, el tiempo que perdemos todos, los nenes y yo sobre todo, en esas vueltas. Creo que la vida sería mejor allá, pero extrañaría esta casa. Siempre hay que dejar algo atrás cuando hacés una elección, es lo que le digo a mis hijos, pero creo que yo no lo aprendí hasta ahora de grande. Lo aprendí o no?

2 comentarios:

  1. Lamentablemente es así, siempre. Me llevo la frase porque cuando pueda voy a reflexionar en mi blog sobre eso. Besos

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  2. ni te digo los años de mi vida que se me han pasado dudando entre esto y lo otro, aquello y lo de más allá...

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intentalo que podés!