jueves, 17 de agosto de 2017

volviendo de vuelta

Porque la felicidad ya no se bloquea, se instagramea. El viaje a Italia fue hermoso, ya no tengo la expectativa de la felicidad total ni de caerme de culo de la emoción ante lugares ya vistos, aún así hubo momentos mágicos. Como un prosecco al atardecer en Villa Borghese y el mejor cocktail de la vida. Ya le había echado el ojo al lugar antes de que llegara marido. Es cierto, no hice diario íntimo de este viaje. Todo quedará en el olvido o en las 400 fotos del viaje.

Y después pasó Julio sin pena ni gloria. Paseos trillados de vacaciones de invierno. Fui perdiendo el gustito del Estate Italiano. Y llegó Agosto y se vino el cumpleaños de quince de mi segundo hijo, en el cual se nos permitió hacer de hamburgueseros y mozos, para retirarnos lo más rápido posible fuera de la vista de los adolescentes. Y así estamos llegando ya al calorcito previo a Santa Rosa.
La mañana estaba un poco depre, como siempre que creo que he terminado de corregir mis cuentos, y los vuelvo a leer. También puede haber sido por falta de café así que me mandé el segundo del día. Tengo otros recursos disponibles, como avanzar con mi lista de pendientes: arreglar problemas con la VISA, la municipalidad y otros impuestos. Ya resolví lo de la alarma. La mañana, el momento más energético del día, trataré de no desperdiciarla una vez más

2 comentarios:

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