Si escribo pro aborto, me burlo de la procesión a la virgen de salta o del papa francisco, ofendo a mis compañeros de secundaria.
Si crítico al gobierno de Venezuela se enojan mis compañeros de facultad militantes del IR Frente Amplio.
Si me dedico con mucho énfasis a publicar páginas literarias levanto sospechas en la mayoría de mi lista de parientes, amigos antiguos y superficiales: y esta de qué se manda la parte?
Si puteo al kirchnerismo como falsa izquierda decepciono a mis conocidos progres porteños y escandalizo a algunos izquierdistas uruguayos.
Si cuelgo muchos posts científicos me siento disminuida frente a mis colegas que siguen trabajando en ciencia, no como yo que he sido (y soy en la actualidad) una stay home mom.
Si contesto a los posts dramáticos de una mamá que sufrió una tragedia horrenda, caigo en riesgo de asustar a todos.
Si pongo fotos de vacaciones, hago show off para unos, y soy una pelagatos para otros.
Demasiadas fotos de los hijos, aburren.
Tengo que terminar mi relación amor-odio con Facebook
Hace 1 día