Y bajo lluvia. Si algo puede ser peor para empezar. Pero ya estamos por irnos a dormir, es más, tengo a dos niños en mi cuarto, y una toalla enrollada en la cabeza. Otro duerme: Andrés, que al final es el único ordenado de la casa con sus obsesiones, y el rebelde Guille se está bañando recién ahora. Ah, y el hombre de la casa siiiigue de viaje.
Bueno, de hoy, el loquero de la entrada de los de 4º grado, ni te digo. Y los padres que siguen invadiendo hasta la puerta del aula. Yo fui a llevar a Agus a sala de 4 y luego tuve que ir corriendo hasta arriba (el 2º piso ya!) porque no me había despedido de Andrés, o sea, yo, una más del lío. Soy parte del todo.
Pero la nota de hoy fue, cuando pasaba corriendo del jardín a primaria, estaba el guardia de seguridad en la puerta de una salita, yo noté un algo distinto en su postura, de espaldas, y justo en la volada de costado, lo ví limpiándose un ojo, me pareció una lágrima y la emoción de dejar a su niño en la clase, después de años viendo correr críos ajenos. En una de esas era una basurita. Unos metros más adelante lo ví limpiarse otra vez los ojos.
Eso sí, a las 4, había un sol radiante, y Guille, para no perder la costumbre, ya el primer día de clases salió enojado, quejándose de todo y terminó llorando casi todo el camino de vuelta en el auto. Yo juro que jamás hice eso aunque trato de recordar esa pesadez insoportable del primer día. Pensándolo bien, eso me dio más bien de grandecita. La vuelta de la licencia de verano, sin ir más lejos. Uf
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una ternura lo del guardia!!
ResponderEliminarQué particulares son los primeros días de clase, qué distintos a todos los demás!
Un beso
y vos qué tal?? ahora te voy a visitar, beso!
ResponderEliminar