jueves, 8 de marzo de 2012
Cambios
No sé si se nota pero en el blog no me la paso hablando de mis hijos todo el tiempo, me creés? dejo espacio para otras cosas y a veces veo que no cuento los mil detalles de locura de cada día, desde la lucha de la mañana con todos y cada uno de mis hijos (y marido?), después la lucha con el tránsito, los horarios, las comidas, el trabajo que está quedando medio descuidado por momentos, en medio del huracán de la vuelta al colegio, la hora de salida y a cerrar el ciclo del día terminando con la hora del baño, en paralelo al ajuste de lo que falte de la comida y aledaños como tender la mesa, seguido por el gran pugilato de la cena familiar, intentar que todos se queden en su lugar, coman postre, no vuelvan a la computadora, sigan su camino hacia los dormitorios... Bueno, esa es la razón, ahí está. Son tantos los detalles que mi ansiedad me impide desparramarlos. Y es aburrido. Pero entre detalles grandes y chiquitos, mi bebito ya camina, desde hace unos diez días, será porque es el último o porque es algo que se va logrando gradualmente, creo que no lo comenté en el blog, será que la vida real no me deja tiempo para pensar en el blog, y no quiero entrar en el detalle de qué tan cansada estoy cuando hace una semana que empezaron las clases. El hombre de la casa se fue de viaje, volvió, esta semana he contado con él a la mañana, se está portando mejor, pero a la noche siempre llega tarde. Y ahora se va otra vez, otra semana, lo peor, este es un viaje de placer, bien merecido, pero se va otra vez a un campeonato de basket amateur. Y bué, yo sigo sumando millas para mi futuro viaje sola a alguna parte, que no sé si concretaré en la próxima década. Esperemos que sí. Y en el medio de todo eso, mi chiquito Mateo que camina y entonces hoy lo llevé a un cumple de un amiguito de Agustín, y ahí estaba él, paseando de una punta a la otra del salón. Lo mismo antes, en el colegio, mientras esperábamos que saliera Guille, andaba Mateo caminando solito de un lado para otro del patio de recreo. Es todo un cambio cuando dejás de perseguir al bebe que gatea para perseguir al nenito que camina. Lindo cambio.
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Creo que es el mejor cambio que me tocó experimentar desde que soy mamá :)
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