Enamorada (de la vida)

A los dieciseis años, en pleno colegio saleciano, yo tenía una amiga a la que cuando le preguntabas
-quién te gusta?
te respondía
- estoy enamorada... de la vida!
una chica muy inocente, auténtica, creyente, con espíritu de misionera, en fin. Para mí, la frase era incomprensible, creo que por dos razones
1- sospecho que esta chica sacó esa frase de alguna misa, de algún cura, alguien le tiró la letra. Demasiada profundidad para aquella edad  (bué, o en una de esas me equivoco y la chica era una iluminada)
2-mi problema no era que no entendía el significado de la frase, sino que yo vivía en un estado bastante opuesto a ese, una permanente angustia en mi casa, oscura, con mis abuelos, sin padres o hermanos,  que alternaba con euforia afuera de ella, en el colegio o donde fuera.

Recién varios años después  entendí el significado de la frase. Me acuerdo perfecto la sensación que tuve cuando llegué a mis vacaciones en enero del '97, me bajé del ómnibus en Punta del Diablo, y el espectáculo imponente del mar enorme frente a mí me sacudió, cambió mi estado de ánimo de un chispazo, y todo lo que siguió de largo en ese verano, fue perfecto. No sé si fue casualidad pero al final de esas vacaciones conocí al hombre de la casa, que en ese momento no era el hombre de la casa, y al que abordamos con dos amigas más en el bar Maluco de Valizas, con la pregunta
-no sos de acá, no?
lo delataba la camisa limpia que llevaba, en el reino de la mugre rasta que siempre fue mi ex balneario preferido de Rocha

Ché, y a qué viene todo esto? no sé,  no sé si estoy enamorada de la vida pero hay algo cierto, con hijos, la vida te flashea a cada rato con momentos de amor.
Y te juro que no estoy en ánimo romántico eh, y todavía no lavé los platos.