Algo peor que no tener empleada (si tenés casa grande, tres niños y una panza), es tener que aguantar a una empleada viviendo en tu casa todo el día. La que tengo ahora se me queda parada a la espalda en cualquier cosa que estoy haciendo, mirando, o esperando, y yo quiero agarrar un bomberito y tirarle la espuma encima. Pero peor que tener una, es tener dos empleadas!! es que la otra señora viene hace diez años, ya está jubilada pero me salva la vida en varios imprevistos, así que aunque no estoy trabajando ahora, trato de que venga una o dos veces por semana, es una divina. Pero dos empleadas juntas es algo que me cuesta digerir. Me pongo en frecuencia de ignorar lo que siento como si dejara de rascarme la picazón en la pierna. Me aguanto y niego. Me meto en lo mío pero tengo un malhumor inevitable.
Me rechina. Por suerte ahora ya es de noche, tarde, hay casi silencio, salvo por un relator de fútbol que escucho a lo lejos, de la tele abajo, obvio. En esta paz, todo parece lejano, parece que no importa demasiado. Los mismos pesares cada día, las mismas frustraciones, y cada noche, un poco de olvido (aunque a veces es al revés).
En eso se me va la vida
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