jueves, 13 de mayo de 2010

apaleada

Fue una tarde productiva. Tuve que dejar a Agus llorando cuando me fui con Andrés a sus terapias. Era imposible llevarlo y poder completar algunos de mis pendings a la vez. Pero desde la tardecita, cuando volví por segunda vez (antes vine, dejé a Andrés y me fui con Agus a buscar a Guille), el plus petit estaba pesado pidiendo por Rosa (the maid, yes). Rosa cuando lloraba, después fue Rosa para ponerle los zapatos después de bañarse, y así siguió, bastantes veces en una noche, Demasiadas para mi frágil autoestima. Ya empecé a planear no dejarlo solo con ella más que una vez por semana, a lo sumo dos. si es posible, cuando esté Vir también en casa. Sé que después voy a putear por no poder ir a hacer las cosas que necesito. Pero qué rabia que me dio. Me rcordó a un episodioi de ¨desperate housewives¨, el único que ví en mi vida: una de ellas ve por la cámara web cómo sus cuatro hijos insoportables se abrazan con la niñera y es como si le clavaran una estaca en el corazón. Como a mí. Me sentí un poco como cuando me enteraba que ese chico del momento no gustaba de mí, no me había llamado más porque tenía novia, o alguna de tantas posibilidades similares. Tengo mal de amores. Pro suerte antes de dormise vino corriendo por la escalera, con el gato Tutum (de peluche, obvio en mi casa) de la mano y llamando ¨mamá, mamá!¨

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