No tengo insomnio exactamente, caigo dormida en dos páginas de lectura nocturna. Pero tantos años de despertarme en medio de la noche con llantos de bebes me han dejado con un umbral bajo para despejarme completamente en segundos. Me vuelve la consciencia al menor ruido, un gato en el tejado, una ventana que sacude el viento fuerte. Y ahí, si no me duermo enseguida, empiezan a pasearse los pensamientos fantasmas, las mismas reflexiones de siempre que a la luz de la oscuridad son monstruos enormes, pero que cuando me despierto vuelven a ser esas feas manchas de humedad en la pared de mi mundo. Están ahí y no sé con qué sacarlas. Una pastillita para la amnesia, por favor
Hace 2 horas
Dale tiempo.
ResponderEliminarTodo pasa.
en cien años, esto no te va a importar.
saludos