Me levanté decidida a no hacer las valijas, amontonar nuestro universo textil una vez más. El plan no me entusiasmaba para nada. Pero al final me ganó el impulso escapista, la ilusión de que allá siempre será mejor que acá. Dos horas frenéticas después, estaba listo el gran bollo de viaje. Salú desde el embotellamiento. Linda tarde hay ahí afuera
Hace 2 horas
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