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domingo, 4 de noviembre de 2012
Efecto Marido
Hace un par de semanas visité a una amiga que se separó, me esperaba con no sé qué menjunje de la dieta paleolítica. En su mini cocina, podría apostar que no ha hecho un churrasco desde hace meses.
Esta semana que el hombre de la casa estuvo de viaje, por acá también estuvimos medio paleolíticos, todos durmiendo temprano (salvo un par de peliculitas que me ví yo), ni un asado a la vista, ni cerveza, ni nada. Pero ya hemos pasado un domingo en familia nuevamente, chorreando grasa de chorizos en los platos de madera del asado, un par de cervecitas, un licorcito de café a mediodía, chocolate para despedir el fin de semana a la noche, un lemoncello que tanto me gusta. Y paro acá porque ya me lavé los dientes. Me miro la cintura y pienso que desapareció hace rato. Pero te digo, podría estar peor. Me quedo pensando en el paleolítico. Linda época
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