martes, 16 de mayo de 2017
Acá en mi oficina, con el sombrero de playa pa taparme del sol
Tengo el don natural de hacer las cosas casi bien. Esa pequeña diferencia que en la época de estudio me bajaba la nota, en la vida real se traduce en ERROR, ERROR, ERROR. Un error en un detalle te arruina todo, por algo siempre me acuerdo del nabo que confundió pulgadas con centímetros y cuando pusieron al Hubble en órbita se dieron cuenta de que era miope… o era una sonda a Marte que tenía un error de diseño? bueno, una de esas dos cosas. Yo hubiera sido la tipa que hizo el cálculo y justo se olvidó que había que usar el otro sistema de medidas. Así que acá estoy en el escritorio/playroom-mini/biblioteca sala de computadoras de la casa, el único dormitorio libre, que siempre está lleno de cosas. Y para ser práctica, me armé una mesa con tabla y caballetes, pero de frente a la ventana y al sol de la mañana. Esta ubicación además de matarme con el sol de frente, me hace entrar en agonía cada vez que me alejo unos metros por miedo a que un ladrón vea por la ventana, salte la reja de entrada, rompa el vidrio, y me robe la notebook por la ventana. No tengo paz, así que si salgo la escondo abajo del almohadón de la silla, que tampoco es cómoda, es una silla cualquiera porque le dejé las sillas buenas a mis hijos grandes. Bueno, fue porque cambiamos el piso flotante y no quería rayarlo. Y los caballetes que compré son un altos así que la mesa queda un poco incómoda. Así que los escasos momentos en que decido sentarme a pensar en todo eso que quiero hacer concentrada, desde pagos online hasta la corrección de mi borrador infinito de novela mala, todo eso, lo hago en la incomodidad del sol de frente, la silla y la espalda, las muñecas clavadas en los bordes de la mesa mientras tecleo, y el miedo a un robo. Y como lo mío es la dispersión, no me queda espacio mental para concentrarme en serio en nada. Fui perdiendo todo, quedé reducida a la que hace la comida y revisa el revoltijo de objetos de diferentes categorías que están siempre fuera de lugar. Muchos, porque no lo tienen. Retrato de una vida desorganizada. Uy! Me tengo que ir arriba a buscar el usb que me olvidé, ya vuelvo
sábado, 6 de mayo de 2017
También lo dicen en el diario
Dicen que las mujeres cargan todo el peso de la familia la casa los hijos el trabajo la carrera el marido. Lo dicen los diarios, lo critican las revistas progres. Y yo no paro de producir cortisol, vivo en estrés permanente juzgando mi pasado, mi presente, mis decisiones equivocadas ahora pero que antes estuvieron bien, y lo cotidiano me tapa más alto que un tsunami, mi único momento de pensamiento profundo es adentro de un libro. Treinta años estudiando, esforzándome para un futuro muy serio, y otros quince desarmando la madeja de la familia, creando y criando hijos, armando la vida familiar y suburbana ideal, la que imaginaba, la que no tuve yo. Pero ahora el tiempo me está pasando por arriba, se levan los puentes, se cierran las compuertas, el sol se está poniendo, el hechizo se acaba y sólo quedo yo, parada sola frente a la cocina cada noche, sin más futuro que la hora del desayuno del día siguiente y el rush hour para llegar a tiempo al colegio. Un camino inesperado.
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