jueves, 31 de enero de 2013
sábado, 19 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
Madurez o no madurez
Ya estoy grande, eso lo dije el otro día, el otro y el otro. Pero lo que sigue en dudas en mi vida es: ¿alguna vez maduraré, o saldré de este estado de medio pelotuda ocasional?. Te pasa eso de que hacés, decís, algo que te parece muy apropiado y al rato, al otro día, a la semana, mirás para atrás y entonces surge una vez más: ¡¡sos una tarada!!
miércoles, 9 de enero de 2013
Año nuevo, libro nuevo
Empecé el 2013 leyendo This is how you loose her, de Junot Díaz. Sensible, dulce, bestial, guarro. No sé si son palabras que usaría un crítico literario, pero como se puede notar a la legua, lo mío es más que amateur. ¡¡¡Recomendable!!!
cosas de estas épocas
Digo, estas épocas en que ya soy más que grande y que en los papeles, ponele, el análisis de sangre, aparece:
edad: 41 años
Visto así en un papel, es terrible. Pero cómo llegué hasta acá, si hace un ratito tenía veinticinco, si el vestido este que ahora me queda como una musculosa y no me cierra, trancado entre la panza y la cadera, me quedaba como un guante y era una mini, eh, me querés decir.
Y por otra parte, está esto de que ya todo pasó al menos una o más bien, varias veces, corazón roto ni te digo, sueños deshechos que todavía sigo buscando por ahí, cambios drásticos que se volvieron costumbre, nuevos trabajos-desafíos-miedos. Y ya nada es tan intenso como antes. Para bien y para mal.
Hasta cuando se me corta la respiración.
domingo, 6 de enero de 2013
No aclares que oscurece
Con perdón de los que aún mantienen la fe, en esta casa nos ahorramos los bautismos y todo lo que sigue para adelante, así que mis hijos son unos analfabetos del catolicismo, y si no, mirá
Yo: ¡¡mañana llegan los Reyes Magos!!
Agus: mamá, ¿¿mañana viene Jesús a nuestra casa???
De todas maneras el top de las confusiones religiosas lo tiene Guille, cuando una vez entramos a la Catedral de San Isidro y me preguntó:
-mamá, ¿qué es este lugar?
-es la casa de Jesús
-¿de Jesús el peluquero?
jueves, 3 de enero de 2013
Respuestas a preguntas que no sabía que el mundo también se hacía
Mi autoestima actual es el cociente entre aquella dosis extralarge de la infancia (como buena hija y nieta única) y los jirones que quedaron arrastrados por el barro de la vida adolescente, universitaria y laboral. De esa neblina sin referencias racionales, emergió mi frágil personalidad adulta, donde trato de navegar por las incertidumbres inevitables de mi vida, sin hundirme en pesadillas de fracaso total, pero tampoco sin subirme a la primera olita de morondanga que enseguida me confunde y me hace creer que estoy en Hawai 5-0. ¿Y todo esto a qué viene, y encima un 2 de enero, cuando no hay nadie en la calle, y los pensamientos están allá en la casa en la playa que alquilamos por internet? Es que hoy me encontré con una nota en la Ñ que pone algo de luz a una de esas dudas secretas que llevo dentro: ¿podría llamarme a mí misma escritora, cuándo, cómo, por qué?. Cumplir los sueños perdidos de la juventú. Eso es. Muchachada, no me contesten. El regulador de autoestima está en medium, como una heladera de vacaciones. De todas maneras también se puede definir a alguien como un mal escritor. Eso dice la nota. Algo es algo. Y como dice Lola, si no lo digo acá, dónde lo voy a decir, eeh??
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