Los viajes en auto con niños, qué tema para composición-la-vaca. Trato de tener todo bajo control, todos los por-las-dudas a mano (y después no encuentro nada en el caos), regular el horario de salida, de llegada (aunque mi marido es el gran proceso estocástico para mis proyecciones exactas), las películas, a qué hora deben hacer la siesta en el auto para que el colateral damage sea menor. Pero ya estamos en casa otra vez, sobrevivimos.
Además, los viajes me hacen pensar en todos los asuntos fuera de control de la vida, así en general, y termino en un laberinto de reflexiones que llevan a caminos sin salida. Y si además voy de vacaciones a la casa donde pasé todos los veranos de mi infancia y adolescencia, pierdo el control del pasado, me salta en cada vaso desparejo, en las tazas del desayuno y los almohadones de los sillones, en la puesta de sol en la misma esquina de siempre y en el agujero que hicieron mis primos en la puerta del baño hace treinta años, todo se enreda hasta el punto en que me desperté esta mañana en un colchón inflable (ahí dormí yo sola con el más chiquito, mi marido terminó en otro dormitorio con otro niño vomitón), soñando con mi primer novio, medio congelada por el piso frío, con Mateo y sus quince kilos cruzados sobre mi pecho. No, te juro que no me calienta soñar con mi primer novio. Tengo que volver al tiempo presente total, ya ya a correr contra reloj para llegar a la próxima obra infantil de la tarde o a la siguiente cita en el pelotero. Obvio, eso después de mi horario de trabajo-insatisfactorio según mis propios estándares de una década atrás, pero tan cómodo para mis necesidades actuales. Y ya entreveré todo otra vez, así estuvo mi cabeza durante 500 km, al menos mientras duraron los intervalos sin llantos, gritos, peleas y demás, sólo arrullados con los infames dibujitos en el DVD que nos han heho perder el control del gran placer de los viajes largos: la música.
Hace 12 horas
algo más que quedó fuera de control: mi panza! después de siete comidas seguidas con picaditas, empanadas, galletas con paté y tanto más, me quiero matar, parezco embarazada de cuatro meses. Esto sí que es una emergencia!! otra que la niebla...
ResponderEliminarcreo que el título de tu blog le hace honor a tus vacaciones... jaja o será al revés?¿?¿?
ResponderEliminaruy, esta vez sí, al menos fue económico el intento...
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