RESULTA que ya el viernes próximo me estoy yendo a Roma, no le he dedicado la energía necesaria a resolver activamente cosas como comprar tickets online o saberme de memoria el sistema de transporte (como hice en algún otro viaje…), no me puedo decidir entre las opciones, qué día voy a qué, etc. Las opciones me paralizan. Ya me armé itinerarios y al quinto día llega marido. Para eso vienen mi madre y mis tíos a quedarse con la prole y esa parte me consume energía también. No me puedo quejar, la última vez que hicimos algo así fue hace ocho años, y por como pinta la cosa, la próxima será dentro de ocho años.
Mi nivel de depresión leve y oculto me impide estar exultante así que para parecer normal voy a tener que poner cara de chocha durante los días previos a mi partida, porque en total mis parientes se van a quedar en casa unos 10 o 15 días más de lo que yo planeaba, para llegar con anticipación. No me estoy quejando, mi medidor interno de privilegios empieza a emitir sonidos de alarma suaves y breves. Pero la verdad está allá abajo agazapada. De todas maneras sé que lo voy a pasar bien cuando esté allá. Es que no puedo confesar a nadie este desierto interior, esta falta de, a pesar de que funciono a toda máquina el día entero, hay algo apagado. A veces tengo la esperanza de que una pastillita o algún hongo mexicano me solucionarían los problemas mentales. Pero la cosa viene de familia
viernes, 9 de junio de 2017
viernes, 2 de junio de 2017
cafecito vía Teleconferencia
Me defino como la que hace el esfuerzo de mantener las relaciones, casi siempre. Es que soy la que se fue de la ciudad, del trabajo, etc. Entonces los demás se quedaron en lo suyo pero si yo quiero mantener aquel viejo vínculo, me tengo que arremangar, llamar, invitar, remar para que ¨nos veamos. Así he sostenido la amistad de un grupito básico de compañeros de facultad, aunque hoy no me encuentro reflejada en ellos cuando nos vemos. Es más, lo padezco. Estoy en la antítesis de mis former colegas, todos profesores adjuntos con muchos congresos encima y poca plata. Yo estoy del otro lado aunque tampoco la exageración pero no es muy difícil ganar mejor que un profesor universitario, ni te digo si son dos en la pareja, o si además mantienen el jipi lifestyle uruguayo que viene acompañado de no tener un mango nunca. Sigo siendo la extraterrestre que era antes por razones diferentes.
En Argentina es otra historia, tuve un grupo unido los primeros cuatro años en que trabajé en un laboratorio. Después me fui, pasé por cinco trabajos en quince años más o menos. Quedé muy apegada a ese primer grupo donde casi todos siguen trabajando, aunque han cambiado y muchos se odian entre ellos. Y yo también cambié, y me peleé con varios, pero hay dos o tres que trato de no perder, y con gran esfuerzo logro que nos encontremos quizás cada dos años. Esta vez le escribí el mail anual a una de mis antiguas compañeras y me invitó a reunirnos por Skype. SE entiende que en esta ciudad alguien que vive en otro barrio puede estar a 25km de mi casa así que peor es nada, tendremos el cafecito anual por TC, ni siquiera estoy en sus contactos así que acá estoy esperando, con la solicitud pendiente. Y ya me tomé el café
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