lunes, 30 de mayo de 2016

Tensión y relajación

Tensión es lo que crees que deberías ser, relajación es quien realmente eres. Estoy tratando de recordar qué es eso que estoy pensando y entendiendo todo el  tiempo, rumiando en mi cabeza como una iluminación. Estoy tan gastada de pensar lo inútil.


Sigo creyendo que debería tener un trabajo más importante, que mi neurosis desperdició los años de estudio esfuerzo y trabajo en dedicarme a llevar a mis hijos al jardín, a estar presente a todas las horas posibles y sin embargo no he podido convertirlos en deportistas ni sacarlos de la pantalla de turno. Los más chiquitos ahora son fanáticos de videos de youtubers. Estoy cada vez peor. La familia no se divierte. Recién después de varios años de vida familiar pude ver del otro lado del espejo,  atravesar el espejismo de la fantasía  para ver que en realidad es un embole estar en familia.  Veo en la actitud de mi hijo de trece años el tedio y la incomodidad de estar en familia aunque tengo todavía mis momentos de mimos con él, cuando decide dejar salir al niño que todavía tiene guardado

Se me olvida en la idealización, en lo que se supone que debería ser,  que lo pasé como el culo en todos y cada uno de los trabajos que tuve, desde la primera hora. Porque era la más chica, la más torpe, la distraída,  la tímida, la nerviosa, siempre hubo una jefa histérica, un motivo para sentirme una impostora, un terror que no podía enfrentar, una duda que me cortaba  la respiración, estoy haciendo lo correcto, cómo va a ser el futuro.

Cómo hago para convencerme de que las cosas no hubieran sido mejores de otra manera, que cada vez que hice algo distinto a esto lo pasé mal, muy mal aunque a veces me sentía realizada durante un rato. Por qué no pensar que si hubiera hecho el doctorado lo hubiera pasado muy pero muy mal y que quizás hubiera fracasado un año o dos o tres años después, que mi carácter disperso y negativo no era el más apropiado para la resistencia que se necesitaba para resistir ese proceso.  terminar La licenciatura fue el momento de la felicidad,  la época en que mi esfuerzo valió y yo creí en mí, pero cuando terminé la maestria me sentí una impostora y fracasada que tenía que pasar un mal trago. Extrapolame eso a terminar un doctorado, con la competencia y el elitismo de la investigación y de  cualquier set de colegaas que me hubiera tocado.
Si esa es mi gran duda, no queda mucho lugar para las otras dudas menores. Primer trabajo, asistente de investigación clínica, jefa hija de puta, trabajo monótono y deprimente, archivar miles de documentos, mandar cartas cambiando nombre y fecha, hacer llamados telefónicos que me resultaban intimidantes. Demoraba todo lo posible esos momentos en que tenía que pedirle a alguien que me mandara algo,  toda la cadena burocrática infernal de la industria farmacéutica.
Segundo trabajo, parecía que iba subiendo en la carrera como cualquiera pero me despidieron a los tres meses, cierto que era una suplencia y que la jefa era una histérica y putona pero el poder es el poder y no lo supe respetar jamás

Tercer trabajo no encontraba bien qué hacer, mi jefe me revisaba google y me contrató porque le parecí linda. De eso estoy segura. Igual me despidió por reducción de personal. También me deprimía ahí adentro de la oficina 1ro F con vista al pozo de luz en pleno barrio de congreso, una hermosura

Cuarto trabajo después de un año de incertidumbres. Finalmente estaba en mi lugar, pocas horas, flexibilidad horaria, home office, poco trabajo en síntesis. Tenía cosas muy interesantes y otras no.  La peor parte era la de servir el café con madalenas para la reunión mensual y el patronizing de todas las chicas más jóvenes con carrera que se compadecían de la pobre mujer esta que está en este puesto. Por eso nadie me trataba mal, excepto otra vez, una mina de mi edad pero que estaba en un puesto gerencial por casualidad pero también por perseverante. Tuvo el culo de ser la única empleada de una oficina multinacional por un par de años hasta que la trasladaron a usa porque acá no tenía nada que hacer

Penúltimo intento, trabajar con amiga hiper eficiente y exigente, manager de un laboratorio, ella la única empleada, la peor experiencia de mi vida, me tiró tan abajo la autoestima su nivel de críticas que desde entonces no tuve mucho coraje para volver a intentar seriamente tener un trabajo

El último, cayó del cielo de linkedin, traducciones en negro, con el mismo sueldo que mi limpiadora por horas. Parecía buen trabajo pero le pedí aumento y le discutí la condición de tener que traducir las gráficas que estaban en pdf

Desde entonces estoy libre. Pensé que iba a escribir más pero me pasé medio año con obreros en la casa y esa fue una gran excusa para desordenarme la vida

Con menos problemas en el mundo externo también es más difícil inventar sobre qué escribir

También estoy retirada del mercado de las fantasías amorosas aunque no piense concretar, ya no tengo ni fuerzas para imaginar. Me cae el desánimo apenas me pongo a fantasear con algún flirteo, me veo con la panza afuera, las tetas caídas y poco deseo sexual. Todo se apagó. Estoy anulada. Subsiste la llamita adentro de mi cabeza de ideas que rebotan como una vela. Afuera soy todo cocinar y manejar, buscar zapatos y voligomas, fonoaudiólogas y dentistas. Organizar horarios y hacer las compras en el supermercado.
Para contrarrestar la locura me recomendaron meditación, consciencia plena. Mindfulness. Y veo que todos los problemas se podían mover de lugar soplando. Inspirar, espirar, respirar. Aprender a sacar las ideas fijas de la cabeza. Atención plena. Necesitaba aprender esto hace veinte años, no, veinticinco años. Lo hubiera logrado? Vuelvo a la pregunta inicial, ¿otra vida hubiera sido mejor que esta?.
Pero la única vida real que tengo es esta y antes de que me ponga vieja en serio tengo que volver a vivir con alegría.  No me acuerdo dónde la puse, como tantas otras cosas que tengo perdidas en mi casa. Debe estar ahí en algún lado. A ver si la puedo encontrar.