Tensión es lo que crees que deberías ser,
relajación es quien realmente eres. Estoy tratando de recordar qué es eso que
estoy pensando y entendiendo todo el
tiempo, rumiando en mi cabeza como una iluminación. Estoy tan gastada de
pensar lo inútil.
Sigo creyendo que debería tener un
trabajo más importante, que mi neurosis desperdició los años de estudio
esfuerzo y trabajo en dedicarme a llevar a mis hijos al jardín, a estar
presente a todas las horas posibles y sin embargo no he podido convertirlos en
deportistas ni sacarlos de la pantalla de turno. Los más chiquitos ahora son
fanáticos de videos de youtubers. Estoy cada vez peor. La familia no se
divierte. Recién después de varios años de vida familiar pude ver del otro lado
del espejo, atravesar el espejismo de la fantasía para
ver que en realidad es un embole estar en familia. Veo en la actitud de mi hijo de trece años el
tedio y la incomodidad de estar en familia aunque tengo todavía mis momentos de
mimos con él, cuando decide dejar salir al niño que todavía tiene guardado
Se me olvida en la idealización, en lo
que se supone que debería ser, que lo
pasé como el culo en todos y cada uno de los trabajos que tuve, desde la
primera hora. Porque era la más chica, la más torpe, la distraída, la tímida, la nerviosa, siempre hubo una jefa
histérica, un motivo para sentirme una impostora, un terror que no podía
enfrentar, una duda que me cortaba la
respiración, estoy haciendo lo correcto, cómo va a ser el futuro.
Cómo hago para convencerme de que las
cosas no hubieran sido mejores de otra manera, que cada vez que hice algo
distinto a esto lo pasé mal, muy mal aunque a veces me sentía realizada durante
un rato. Por qué no pensar que si hubiera hecho el doctorado lo hubiera pasado muy
pero muy mal y que quizás hubiera fracasado un año o dos o tres años después,
que mi carácter disperso y negativo no era el más apropiado para la resistencia
que se necesitaba para resistir ese proceso.
terminar La licenciatura fue el momento de la felicidad, la época en que mi esfuerzo valió y yo creí
en mí, pero cuando terminé la maestria me sentí una impostora y fracasada que
tenía que pasar un mal trago. Extrapolame eso a terminar un doctorado, con la
competencia y el elitismo de la investigación y de cualquier set de colegaas que me hubiera
tocado.
Si esa es mi gran duda, no queda mucho
lugar para las otras dudas menores. Primer trabajo, asistente de investigación
clínica, jefa hija de puta, trabajo monótono y deprimente, archivar miles de
documentos, mandar cartas cambiando nombre y fecha, hacer llamados telefónicos
que me resultaban intimidantes. Demoraba todo lo posible esos momentos en que
tenía que pedirle a alguien que me mandara algo, toda la cadena burocrática infernal de la
industria farmacéutica.
Segundo trabajo, parecía que iba subiendo
en la carrera como cualquiera pero me despidieron a los tres meses, cierto que
era una suplencia y que la jefa era una histérica y putona pero el poder es el
poder y no lo supe respetar jamás
Tercer trabajo no encontraba bien qué
hacer, mi jefe me revisaba google y me contrató porque le parecí linda. De eso
estoy segura. Igual me despidió por reducción de personal. También me deprimía
ahí adentro de la oficina 1ro F con vista al pozo de luz en pleno barrio de
congreso, una hermosura
Cuarto trabajo después de un año de
incertidumbres. Finalmente estaba en mi lugar, pocas horas, flexibilidad
horaria, home office, poco trabajo en síntesis. Tenía cosas muy interesantes y
otras no. La peor parte era la de servir
el café con madalenas para la reunión mensual y el patronizing de todas las
chicas más jóvenes con carrera que se compadecían de la pobre mujer esta que
está en este puesto. Por eso nadie me trataba mal, excepto otra vez, una mina
de mi edad pero que estaba en un puesto gerencial por casualidad pero también
por perseverante. Tuvo el culo de ser la única empleada de una oficina
multinacional por un par de años hasta que la trasladaron a usa porque acá no
tenía nada que hacer
Penúltimo intento, trabajar con amiga
hiper eficiente y exigente, manager de un laboratorio, ella la única empleada,
la peor experiencia de mi vida, me tiró tan abajo la autoestima su nivel de
críticas que desde entonces no tuve mucho coraje para volver a intentar
seriamente tener un trabajo
El último, cayó del cielo de linkedin,
traducciones en negro, con el mismo sueldo que mi limpiadora por horas. Parecía
buen trabajo pero le pedí aumento y le discutí la condición de tener que
traducir las gráficas que estaban en pdf
Desde entonces estoy libre. Pensé que iba
a escribir más pero me pasé medio año con obreros en la casa y esa fue una gran
excusa para desordenarme la vida
Con menos problemas en el mundo externo
también es más difícil inventar sobre qué escribir
También estoy retirada del mercado de las
fantasías amorosas aunque no piense concretar, ya no tengo ni fuerzas para
imaginar. Me cae el desánimo apenas me pongo a fantasear con algún flirteo, me
veo con la panza afuera, las tetas caídas y poco deseo sexual. Todo se apagó. Estoy
anulada. Subsiste la llamita adentro de mi cabeza de ideas que rebotan como una
vela. Afuera soy todo cocinar y manejar, buscar zapatos y voligomas,
fonoaudiólogas y dentistas. Organizar horarios y hacer las compras en el
supermercado.
Para contrarrestar la locura me
recomendaron meditación, consciencia plena. Mindfulness. Y veo que todos los
problemas se podían mover de lugar soplando. Inspirar, espirar, respirar.
Aprender a sacar las ideas fijas de la cabeza. Atención plena. Necesitaba
aprender esto hace veinte años, no, veinticinco años. Lo hubiera logrado?
Vuelvo a la pregunta inicial, ¿otra vida hubiera sido mejor que esta?.
Pero la única vida real que tengo es esta
y antes de que me ponga vieja en serio tengo que volver a vivir con alegría. No me acuerdo dónde la puse, como tantas otras
cosas que tengo perdidas en mi casa. Debe estar ahí en algún lado. A ver si la
puedo encontrar.