El jardincito de acá a la vuelta a donde va Mateo, ay, por suerte, sólo por tres semanas más, tiene todo ese condimento de ver quién es la mamá más amiga de la maestra, quién la que cose mejor, qué familia lleva la canasta de desayuno más natural y saludable, con foto incluída enviada en el cuaderno de comunicaciones, qué más, ah sí, la famosa presentación de la familia, y bueno, para terminar el año, me llega la carpeta viajera en la que cada familia arma un cuento: acá algunos hicieron copy paste de sus libros, también para mostrar la buena literatura de la que disponen los críos, luego están las chicas utilísima de siempre que agregaron sus diseños, y bueno, acá vengo yo con mi pobre cuento, no se rían
estamos aburridos
sin nada que hacer
miramos por la ventana
y no para de llover
los chiches tirados
la tele prendida
los bloquecitos desarmados
la casa patasarriba
mamá, cansada nos dice
vamos a ordenar
y después les cuento una idea
que creo les va a gustar
nos ponemos botas de lluvia
impermeable y paraguas
y nos vamos al jardín
a saltar charcos de agua
el pasto está blandito
y las flores con gotitas
las hormigas no se ven
deben estar escondiditas
Estamos un poco embarrados
los cachetes colorados
de tanto correr y saltar
de jugar estamos cansados
mamá nos dice ¡a bañarse!
y allá vamos contentos
el agua calentita y burbujas
tan lindas que ni te cuento
nos ponemos los piyamas
que papá trajo nuevitos
Juli el rojo de autitos
y Lucas el del pentagrama
nos sentamos en la mesa
ya es hora de cenar
pure y milanesas, y de postre
mandarinas para pelar
Después, los dientes a lavar
y ya estamos listos para la cama
pero no tenemos ganas
¡no terminamos de jugar!
papá ya está en casa
corremos carrera
para abrazarlo primero
¨si se acuestan ahora
les cuento la historia
del caracol viajero¨
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
Mi cuerpo está muy New Age, y el tuyo?
Nota exclusiva para las blogueras de cuarenta, y para las de treinta, que se vayan preparando:
Yo no sé cómo empezó, no sé bien qué sucedió, pero te juro que me siento mejor comiendo pan integral con semillas que una medialuna de grasa, el té con stevia es lo más y el café con leche me cae como una roca lunar, la pasta que tanto he amado parece que será un amante del pasado, mis amores actuales son el tofu, las ensaldas verdes, y las berenjenas al horno con aceite de oliva, la delicia de los dioses, en lugar de la milanesa con puré. Además, me surge una necesidad imperiosa, como antes podía ser la de cogerme a algún morocho musculoso (…), bueno, pero ahora es la de caminar un buen rato, a buen ritmo, llegar hasta el río, el clímax total. En fin, una calamidad. Por suerte todavía soy felíz con un buen vino tinto, pero en cualquier momento resultará que no hay nada en el mundo como el agua sin gas (con limón). Por suerte, todavía no.
lunes, 11 de noviembre de 2013
La mirada de los otros
Además de la vida real que me tiene un poco desbordada, el enorme ciberespacio en sus variantes, que me distrae cuando podría tener tiempo para escribir en el blog, mi cabeza que no para de hacer ruido desde que puedo recordar, me he visto algo intimidada por una gran amiga que me pidió la dirección del blog para pasar a visitar. Gran persona, brillante, honesta, intuitiva, afectuosa, eficiente, generosa y montones de adjetivos más que podría seguir enumerando, en suma, una de esas mujeres que admiro y por lo tanto enseguida tuve que advertirle de todas mis fallas, mirá que el blog está en baja, que me repito porque llevo ochocientas entradas y te podrás imaginar que mis problemas son más o menos siempre los mismos, y además me olvido de lo que ya dije porque sigo siendo la misma despistada de toda la vida, pero un poquito peor. En fin, que podrías buscar entradas más viejas, de cuando yo tenía más energía. Y entonces, será eso o no? pero ahora siento que me olvido un poco más que antes de venir a regar las plantitas de mi mundo virtual. Freud hasta en la sopa, mi subconsciente me advierte que no voy a escribir algo bueno que me haga quedar bien. Aunque la vida me hizo bajar las expectativas sobre mí misma, parece que no ha sido suficiente.
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